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Capitalismo del desastre
Libro

Capitalismo del desastre

Haciendo una fortuna de la catástrofe

Verso Books, 2015 Mehr

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Clasificación editorial

9

Cualidades

  • Innovador
  • Aplicable

Reseña

Antony Loewenstein, documentalista y columnista de The Guardian, reporta sobre las personas que lucran con el desastre en forma de guardias de seguridad privada en Afganistán, administradores de prisiones con fines de lucro en Estados Unidos y proveedores de ayuda humanitaria en Haití. Loewenstein describe estos y otros ejemplos de oportunistas que ganan dinero en las catástrofes como manifestaciones de una “economía de Mad Max” que enriquece a unos cuantos afortunados. Los líderes mundiales –y en especial de Estados Unidos– se creen el argumento falso de que el sector privado sabe más y de que las compañías con fines de lucro son mejores que los gobiernos para limpiar después de los desastres naturales, hacer la guerra, mantener prisioneros y crear empleos. La verdad, argumenta Loewenstein, es que los capitalistas del desastre no tienen éxito en esas labores. Maltratan a quienes están bajo su cuidado y cobran de más a sus clientes gubernamentales. Loewenstein, quien se describe como activista, no pretende objetividad y, sin embargo, señala algunos puntos válidos e ilumina los temas de preocupación para lectores de todos los credos políticos. Siempre neutral políticamente, getAbstract recomienda este reporte a inversionistas y diseñadores de políticas que busquen un punto de vista externo sobre la economía del crimen y la calamidad.

Resumen

Capitalismo depredador

En décadas recientes ha surgido una “economía de Mad Max” que se caracteriza por la concentración creciente de la riqueza y el saqueo a los pobres y los débiles, motivada por el lucro. Los más ricos del mundo, el 1% de la población, poseen casi la mitad de los bienes del planeta. La privatización es una misión dominante de los sectores público y privado. Los defensores dicen que el sector privado puede operar caminos, escuelas, prisiones y bibliotecas de manera más efectiva y eficiente que el gobierno. A los medios de comunicación que son propiedad de las corporaciones no les gusta generar preguntas. La mayoría de los periodistas opta por funcionar sin hacer ruido dentro del sistema.

En el 2007, la periodista canadiense Naomi Klein acuñó la frase “capitalismo del desastre” para describir las políticas duras de privatización, desregulación y remoción de los programas sociales que ofrecen una red de seguridad. Los esfuerzos por ampliar estas políticas se intensifican después de una desgracia, como los ataques del 11 de septiembre del 2001. Ese ataque le permitió a la administración del entonces presidente George W. Bush cambiar una porción...

Sobre el autor

Antony Loewenstein periodista independiente y documentalista, escribe una columna para The Guardian y ha escrito tres libros, incluyendo Lucro de perdición (Profits of Doom).


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