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Catilinarias
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Catilinarias

Rom, 60 v. Chr. Mehr

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Clásico de la literatura

  • Política
  • Antigua Roma

De qué se trata

La ironía de la historia

Quienes lean las Catilinarias de Cicerón se sumergirán en una emocionante trama de espionaje, conspiración, asesinato e investigación criminal y lanzarán una profunda mirada a la situación política y social de la República romana durante el periodo de su decadencia. Al mismo tiempo, se enterarán de datos interesantes sobre el autor, el político Marco Tulio Cicerón. Esta fidelidad absoluta al corporativismo romano se puede explicar debido a su origen: Cicerón era un advenedizo, un homo novus, y la vehemencia con la que defendía el liderazgo de la elite romana contra el descontento del pueblo muestra claramente su orgullo por haber llegado a la cima. Su oponente, Lucio Sergio Catilina, no era un verdadero reformador ni un defensor de la gente humilde, sino más bien un ambicioso aventurero. Pero lo seguían los endeudados, los necesitados y los expropiados. En retrospectiva, se puede decir que la actitud intransigente de Cicerón frente a las demandas legítimas de estos grupos sociales aceleró el derrocamiento del orden tradicional. El salvador de Roma, como se describe a sí mismo en las Catilinarias, era en realidad un héroe trágico.

Resumen

Primer discurso: ¡Se acabó el juego!

Se descubre la conspiración de Catilina. Roma está sobre aviso y se ha reforzado a los guardias. También se ha convocado al Senado para informarle de las actividades de Catilina, quien ha reunido a las tropas enemigas en Etruria y planea una guerra civil y un violento golpe de Estado en Roma. Cicerón se ha enterado de lo que hizo Catilina la penúltima noche: en casa de M. Leca tuvo lugar una reunión conspirativa de Catilina con sus cómplices que, por cierto, son figuras completamente corruptas.

La conspiración es profunda; incluso algunos de los senadores participaron en la reunión. Se discutieron en detalle los planes golpistas, el momento del ataque, la manera de proceder y las funciones que debían asignarse a los respectivos conspiradores. Pero Cicerón está al corriente de todos los detalles. También sabe que, en la reunión, se decidió asesinarlo esa misma noche. Pudo evitar ese ataque al atrincherarse en su casa y no dejar entrar a los mensajeros de Catilina. Este no es el primer atentado golpista de Catilina, quien ha intentado varias veces enviar a su archienemigo al otro ...

Sobre el autor

Sobre el autor

Marco Tulio Cicerón nació en Arpino el 3 de enero del año 106 a. de C. Su padre pertenecía a la segunda clase social más alta de Roma. Las relaciones con los miembros de la aristocracia senatorial le permitieron a Cicerón recibir una buena educación. Estudió derecho, retórica, literatura y filosofía en Roma, Grecia y Asia Menor. En el año 77 a. de C., regresó a Roma e inició su carrera como abogado y político. A continuación vino una carrera vertiginosa. Ya en el año 63 a. de C., Cicerón ocupaba el puesto de cónsul. Catilina, su oponente en la campaña electoral, lanzó una conspiración que, sin embargo, fue sofocada en sus inicios. Pero los numerosos adversarios de Cicerón consiguieron en el año 58 a. de C. que fuera desterrado de Roma: era culpable de la eliminación de los catilinarios, que fueron ejecutados sin juicio. En el año 57 a. de C., pudo regresar a Roma. Durante los siguientes cinco años, produjo sus escritos políticos y filosóficos más importantes, entre ellos, De oratore (El orador, 55 a. de C.) y De re publica (La república, 51 a. de C.). En un principio, Cicerón depositó sus esperanzas en el inteligente César, pero se alejó de él después de que César concertó un triunvirato con Pompeyo y Craso. En la guerra civil, Cicerón se adhirió a Pompeyo. No estuvo involucrado en la conspiración contra César, pero expresó su alegría por la muerte de este en el año 44 a. de C. Cuando el cónsul de César, Marco Antonio, intentó ser el sucesor del autócrata, Cicerón se opuso a él con sus 14 Filípicas y volvió a obtener en el Senado una gran reputación. Se empeñó con éxito en convencer a Octavio de luchar contra Antonio. Octavio ganó al principio, pero luego se unió a Antonio, que se había vuelto a fortalecer, y a Marco Lépido para formar el segundo triunvirato. Los triunviros persiguieron a sus adversarios políticos y Cicerón se encontraba en la parte superior de la lista negra de Antonio. El 7 de diciembre del año 43 a. de C., fue asesinado mientras huía y su cadáver desmembrado fue expuesto en la tribuna de los oradores del Foro.


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