Crítica de la razón práctica
- Filosofía
- Ilustración
De qué se trata
La filosofía moral de Immanuel Kant
¿Cuáles son los fundamentos éticos para nuestras acciones? ¿Qué debemos hacer o dejar de hacer? ¿Qué principios debemos elegir los hombres –en tanto seres dotados de razón– como medida moral? Estas eran las preguntas que se formulaba la Ilustración (siglos XVII y XVIII) y que los pensadores progresistas ya no querían dejar exclusivamente en manos de la religión. En su libro Crítica de la razón práctica, Immanuel Kant, el filósofo más importante de la Ilustración alemana, se dedica a responder de manera sistemática la pregunta acerca de los fundamentos éticos de nuestras acciones, siguiendo para ello el lema “ten el valor de hacer uso de tu propia razón”. Llega a la conclusión de que podemos liberar nuestros juicios y acciones morales de la influencia del mundo subjetivo de los sentidos si hacemos uso de la razón. Nuestra razón nos muestra el principio, sin importar las condiciones especiales en las que nos encontremos, que es el requisito necesario para todos nuestros deseos y acciones morales: el imperativo categórico. Los críticos recriminaron a Kant el no considerar que las emociones positivas, como el amor o la compasión, también constituyen una motivación para las acciones morales. Además, consideraban que en la aplicación práctica de la ley de Kant no quedaba espacio alguno para la individualidad. A pesar de ello, la obra de Kant sigue siendo una de las más relevantes en el campo de la ética.
Resumen
Sobre el autor
Immanuel Kant nació el 22 de abril de 1724 en Königsberg (hoy Kaliningrado) y creció en el seno de una familia de escasos recursos. Su educación se vio muy influenciada por las profundas convicciones religiosas de sus padres. Luego de asistir al colegio secundario en una escuela pietista, Kant estudió, entre otras cosas, matemáticas, ciencias naturales, teología y filosofía en Königsberg. Tras la muerte de su padre en 1746, y para poder alimentar a sus hermanos, abandonó la universidad y se convirtió en docente particular para familias adineradas de los alrededores de Königsberg. Gracias a sus contactos con la nobleza, aprendió los modales de la alta sociedad. Al regresar a la universidad, obtuvo un doctorado y se tituló con publicaciones en los campos de la astronomía y la filosofía. Sus clases en la universidad gozaban de gran éxito. A pesar de ello, en 1758 se postuló infructuosamente para cubrir una vacante en lógica y metafísica en Königsberg. Al mismo tiempo, rechazo ofertas de puestos en Jena y Erlangen debido a su estrecho vínculo con su ciudad natal. En 1770 recibió un puesto de profesor en la universidad de Königsberg y, por un tiempo, también fue rector de la institución. Durante sus casi 30 años de trabajo en la universidad, Kant llevó una vida estrictamente regulada. Su rutina estaba planeada con extrema precisión: los habitantes de Königsberg podían ajustar sus relojes a partir del programa diario de Kant. En 1781 publicó la Crítica de la razón pura, la primera de sus tres críticas. Puesto que sus tesis se toparon con la incomprensión y el desdén, en 1787 publicó una segunda edición modificada. En 1788 le siguió la Crítica de la razón práctica y, en 1790, la Crítica del juicio. Mientras tanto, las ideas de Kant lograron imponerse: durante su vida se publicaron más de 200 textos sobre su obra, y hasta los ciudadanos comunes discutían sus ideas en la peluquería. Kant murió en su ciudad natal el 12 de febrero de 1804. Al parecer, sus últimas palabras fueron: “Está bien”.
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