Muchos creen que la curiosidad es un rasgo innato más que una habilidad y parece que a los adultos les resulta difícil desarrollarla. Paul Ashcroft, Simon Brown y Garrick Jones responden con estrategias prácticas y ejemplos del mundo real. La explicación de los autores de la creciente importancia de la curiosidad y el aprendizaje y por qué los líderes deben fomentar ambos, es poderosa y convincente. No ofrecen un plan paso a paso para el cambio rápido, sino que comunican conceptos prácticos y viables con resultados valiosos en el largo plazo.
En estos tiempos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, las organizaciones deben fomentar, desarrollar y encender la curiosidad.
Ya sea que quiera saber algo concreto, como el significado de una palabra, o aprender un nuevo idioma y la historia de sus hablantes, la curiosidad significa explorar, hacer preguntas, experimentar y relacionar ideas, información y conocimientos. También requiere acción.
La curiosidad resulta fundamental para la supervivencia y el éxito en el mundo digital. Impulsa la colaboración, la creatividad y la innovación; fomenta relaciones más sólidas; estimula el aprendizaje continuo y autodirigido; mejora la inteligencia emocional, y vuelve a los líderes más inspiradores y eficaces.
La curiosidad está en el corazón de los logros humanos, incluidas las herramientas de los cavernícolas y las sociedades complejas.
La curiosidad surge de la necesidad humana de comprender, de resolver misterios y aclarar la incertidumbre. Al contrario de la creencia popular, la mayoría de las personas anhelan la ambigüedad, el cambio y la novedad que encienden la curiosidad que conduce al aprendizaje. Cuando experimentan...
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