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Las penas del joven Werther

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Las penas del joven Werther

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Was ist drin?

Goethe se hizo famoso gracias a Werther: la novela romántica de final trágico fue una sensación literaria.


Clásico de la literatura

  • Novela epistolar
  • Sensibilidad

De qué se trata

La primera novela romántica moderna

Escrita en solo pocas semanas, en la primavera de 1774 se publicó la primera novela de Goethe, que rápidamente se convirtió en un éxito sensacional. Las penas del joven Werther es un libro que, incluso para las características de la época, puede ser considerado un éxito editorial. Con él, Goethe logró tocar las fibras más íntimas de la época, por lo que en poco tiempo se publicaron varias ediciones. Los lectores se compadecían del sufrimiento de Werther, cuya pasión lo hace a la vez entrañable y digno de pena.

La novela epistolar también puede ser leída como una denuncia en contra de la sociedad de la época, que no daba lugar a las particularidades personales ni a las necesidades del individuo. La fuerza intrínseca de las palabras con las que Werther describe el amor a una mujer inalcanzable ha perdurado hasta nuestros días. Werther se convirtió en la mecha que abrió paso al Sturm und Drang (que en español puede traducirse como “tormenta e ímpetu”), un importante movimiento literario opuesto a la razón de la Ilustración.

Ideas fundamentales

  • El Werther de Goethe es considerada la primera novela moderna alemana.
  • Está construida a partir de las cartas que Werther le escribe a su amigo Wilhelm.
  • Werther vive solo a través de sus sentimientos y que tiene dificultades para adaptarse a las convenciones sociales.
  • En un baile conoce a Lotte, una muchacha prometida a otro hombre.
  • Durante el tiempo que Albert, su futuro esposo, está de viaje, Werther visita a Lotte casi a diario.
  • El amor de Werther se vuelve un problema cuando Albert regresa. Durante una discusión, Werther defiende el derecho del hombre a suicidarse.
  • Werther se da cuenta de lo imposible de su amor y se aleja de Lotte, pero pronto regresa a su lado.
  • No obstante, al final, siente que no hay salida posible a su situación y se suicida con la pistola de Albert.
  • La trama está basada en sucesos que el propio Goethe experimentó.
  • El libro reúne los motivos de dos corrientes literarias: el Sentimentalismo y el Sturm und Drang (que en español puede traducirse como “tormenta e ímpetu”). Ambas se oponen al racionalismo de la Ilustración.
  • La novela fue leída como una justificación para el accionar del hombre que actúa movido por sus emociones, pero también como una denuncia en contra de la rigidez de la sociedad de la época. El éxito fue sensacional; incluso, algunos contemporáneos se vieron animados a suicidarse al “estilo de Werther”.
  • Werther dio inicio al vertiginoso ascenso de la carrera de Goethe como poeta y, más tarde, como consejero privado de Weimar.

Resumen

Las penas del joven Werther

El joven Werther, de unos 20 años, escribe una carta a su íntimo amigo Wilhelm, relatando los pormenores de un viaje a la ciudad natal de su tía. Allí, Werther se ocupa de unos trámites sucesorios e intenta zanjar las diferencias entre su madre y su tía. El cambio de aire le hace bien, ya que aprovecha para huir del amor de una muchacha, cuyos sentimientos no puede corresponder. Pero los motivos del viaje pronto se vuelven intrascendentes para Werther: si bien no disfruta particularmente de la ciudad, la magnífica naturaleza de sus alrededores lo tiene maravillado. Durante horas, recorre el idílico paisaje, lee los textos de Homero, disfruta de la arrebatadora belleza de los jardines y se asombra con cada planta, con cada flor, que encuentra al costado del camino. Aunque Werther tiene ante sí los mejores motivos para dibujar, su producción artística es casi nula; tal es la fuerza con la que la expresividad de naturaleza lo atrapa.

“Una maravillosa alegría embargó toda mi alma, como la dulce aurora primaveral que disfruto con todo el corazón””.

Pronto se hace conocido en los pueblos cercanos y los niños lo quieren muy especialmente. Si bien los hombres sencillos al principio guardan cierta distancia –el recién llegado es, después de todo, un burgués–, Werther desdeña el exagerado esnobismo de su clase social, por lo que los campesinos pronto están dispuestos a hablar con él. A una hora de la ciudad, Werther descubre un pequeño lugar llamado Walheim, cuyo paisaje le atrae particularmente. En una hostería, junto a dos árboles de tilo, disfruta de una copa de vino y dibuja. Aquí, un campesino le habla de su gran amor. Lo interesante de este relato es que el hombre se ha enamorado de su ama, una viuda que no quiere volver a contraer matrimonio. Werther se conmueve ante la sinceridad de su amor.

Lotte

La escritura de Werther, por lo general asidua, se ve interrumpida. El motivo es un hecho que cambiará por completo su vida. Werther describe un baile en la campiña, al que lo han invitado algunos de sus ahora numerosos conocidos. El joven asiste con una muchacha a quien, si bien no le interesa en absoluto, quiere acompañar como compañero de baile por esa noche. De camino al baile, pasan por una cabaña de caza para recoger a otra muchacha que también irá a la fiesta. Su nombre es Charlotte. Es la hija mayor de un funcionario de alto rango, de nombre S., cuya esposa ha muerto poco tiempo atrás. Werther conoce a Lotte rodeada de sus seis pequeños hermanos, a quienes sirve la cena con una gracia extrema. Werther, que ama a los niños por sobre todas las cosas, queda prendado de inmediato. Su acompañante ya le había dicho en la carroza que Lotte era una muchacha particularmente bella. También le había advertido que no debía enamorarse de ella, porque ya estaba prometida a Albert, un hombre 11 años mayor que ella, que por el momento se encontraba de viaje ocupándose de algunos asuntos familiares.

“Me preguntas si has de enviarme mis libros. ¡Querido mío, te lo pido por el amor de Dios, mantenlos alejados de mí! “No quiero ser guiado, ni alegrado, ni enfervorizado. Este corazón ya corre a toda velocidad por sí mismo” (...)

Al principio, Werther no presta atención a la advertencia, pero, en cuanto ve a Lotte, queda fascinado por ella. En la carroza hablan sobre literatura y se da cuenta de que tienen los mismos intereses. En el baile, Lotte baila casi toda la noche con Werther, quien, a su vez, cede gustoso a su compañera de baile al compañero de Lotte. Así pasan toda la velada juntos. De pronto, se desata una fuerte tormenta y el grupo comienza a separarse poco a poco. Lotte compara los ánimos luego de la tormenta con una oda de Klopstock, el principal exponente del sentimentalismo. Werther queda completamente seducido por esta comparación. Le parece haber encontrado un alma gemela, que es tan sensible como él. Con lágrimas en los ojos, besa la mano de Lotte y la acompaña a casa.

Días de felicidad

Durante los días que siguen, Werther visita a Lotte casi a diario y se entretiene jugando con sus hermanos. Con gran alegría, se encarga de los recados con tal de poder estar cerca de ella. La acompaña en sus caminatas cada vez que va a visitar a una amiga que está enferma. Cuando Werther no puede ir a visitar a Lotte porque otros asuntos le retienen, envía a un recadero para enterarse de todo y para tener cerca a alguien que, a su vez, haya estado cerca de ella. Quiere dibujar a Lotte, pero confiesa que su arte no es suficiente para hacer justicia a la gracia y belleza de la muchacha. Poco después, traza su perfil. Werther se da cuenta de que se ha enamorado de Lotte, aunque sabe que está prometida a Albert. Sin embargo, mientras Albert esté lejos, Werther puede negar su existencia.

El regreso de Albert

Todo cambia a finales de julio, con la llegada de Albert. Werther sabe que su amor nunca será correspondido y que Lotte le está vedada. La relación alegre y feliz que tenían se vuelve más y más oscura, porque Werther no sabe cómo salir de la encrucijada en la que se encuentra por no haber controlado sus sentimientos por Lotte. Al releer las anotaciones de su diario íntimo, debe confesarse que corrió con los ojos abiertos hacia su desgracia. Para colmo de males, Albert es una persona muy agradable, que recibe a Werther con los brazos abiertos y le ofrece su amistad. Werther admite que le gusta el carácter tranquilo y equilibrado de Albert, a pesar de que es lo opuesto de su propio carácter. Sin embargo, siente que no es lo mismo cuando se encuentra con Lotte junto a su prometido. Esto llega al punto de hacer el ridículo frente a los dos, cuando empieza a hacer poses. A su vez, la situación irrita tanto a Lotte, que le exige que deje de hacerlo. Werther le agradece a Albert que nunca bese a su prometida frente a él, puesto que eso le destrozaría el corazón.

“En pocas palabras, he conocido a alguien que ha tocado mi corazón””.

Dos semanas después del regreso de Albert, los dos hablan sobre dos pistolas que están colgadas en la pared. Werther le pide prestada una, para llevarla durante un paseo por las montañas. Albert no se opone, pero le dice que no están cargadas, y relata una experiencia desagradable: tiempo atrás, uno de sus sirvientes limpiaba las pistolas y decidió asustar con ellas a una de las muchachas del servicio. Un arma se disparó y la muchacha perdió un pulgar. Como humorada, Werther se pone una de las pistolas en la frente. Albert se la quita de inmediato y lo regaña. Albert considera que el suicidio es un acto de debilidad, un acto estúpido y pecaminoso que solo pueden cometer los locos y las mentes limitadas. Werther, por el contrario, considera que el hombre solo puede tolerar un determinado umbral de dolor y que el suicidio es la última expresión de libertad y honor para las almas infelices. Los dos hombres se separan sin haber logrado acercar sus opiniones. Sus ideas sobre el asunto son demasiado diferentes.

Huida y servicio en la corte

La maravillosa naturaleza que Werther había admirado hasta entonces, le resulta ahora una horrible desgracia. El crecimiento y el florecimiento paradisíaco de las plantas frente a su casa le parecen un paso previo a la putrefacción. Percibe a la naturaleza con un monstruo rumiante. Werther sufre por su amor no correspondido. No puede hablar, pero tampoco puede descansar. Toma la decisión de marcharse para distraerse, pero, antes de partir, visita por última vez a Lotte y Albert. Lotte habla de la muerte de su madre y se torna muy emotiva al recordarla. Sin despedirse verdaderamente, Werther abandona el lugar y se pone al servicio de un ministro. Su confidente, Wilhelm, ya le había aconsejado dar este paso, tiempo atrás.

“No lo soporté, me acerqué a su mano y la besé con las lágrimas más dichosas que he derramado””.

En efecto, Werther logra olvidar a Lotte por un tiempo. En febrero se entera por casualidad de su casamiento con Albert. El enviado, con quien Werther trabaja en su nuevo puesto, le incomoda como una piedra en el zapato. El hombre es burocrático, ampuloso, aburrido, está constantemente insatisfecho y es pedante. Los nobles de la corte también despiertan un odio particular en Werther. En sus ojos, ellos son la encarnación del oportunismo puro, porque agachan la cabeza en relación con los que están arriba de ellos y golpean con los pies a los que están debajo de ellos. Su aspiración de ser respetado por ellos termina en una humillación: aunque Werther está invitado a compartir la mesa con el conde, debe marcharse cuando el grupo de nobles invitados a la velada ingresa a la sala. El indeseable burgués, sin embargo, vacila, y los nobles toman a mal lo que consideran una actitud extremadamente embarazosa. Más tarde, Werther se enterará de que la historia ha corrido como reguero de pólvora por la corte. Está enojado y se queja con su amigo Wilhelm, diciéndole que haber tomado el puesto fue un grave error desde el principio. Una semana más tarde, Werther exige ser liberado de sus funciones en la corte. De camino a la finca de un príncipe que lo ha invitado, pasa por el lugar donde transcurrió su niñez y sus recuerdos despiertan durante una peregrinación por el lugar.

Volver a ver a Lotte

Werther pronto abandona su plan de ir a la guerra. Así es que, hasta el verano, pasa su tiempo con el príncipe. Pero luego empieza a aburrirse y regresa a Walheim, a la cercanía de Lotte. Werther vuelve a visitarla con frecuencia. Su amor por Lotte vuelve a encenderse, pero también lo hacen sus celos hacia Albert, a quien envidia por su gran suerte.

“Ella es sagrada para mí. Todo deseo se detiene ante su presencia””.

Werther está completamente convencido de amar más a Lotte, de lo que lo hace su propio marido. Reacciona con consternación cuando vuelve a encontrarse con el campesino cuya historia de amor lo había conmovido tanto durante su primera visita a Walheim. El campesino le confiesa entre lágrimas que intentó conquistar su felicidad en el amor con violencia. El resultado fue que el hermano de la dueña del campo lo echó de la propiedad. Werther reconoce el paralelismo con su desdichada historia de amor. Más tarde se entera de que la mujer en cuestión había encontrado un nuevo siervo, pero que el anterior, ahogado en celos, lo asesinó. Werther comprende los motivos de tal acción, a diferencia de Albert, quien juzga al campesino con gran dureza.

El final de Werther

Werther se ve más y más envuelto en su desgraciado amor por Lotte. Sus cartas a Wilhelm se vuelven cada vez más extáticas y fragmentarias.

“Wilhelm, ¡qué es el mundo para nuestro corazón sin amor”!

El domingo anterior a la Navidad, la paciencia de Lotte se agota: cortésmente, pero con firmeza, advierte a Werther que debe contenerse y dejar de visitarla hasta Navidad. Werther no oculta su desazón, regresa temprano a casa y escribe una carta de despedida. “Quiero morir”, le escribe a Lotte. Llega a la amarga conclusión de que uno de ellos deberá sacrificarse para que los otros dos puedan seguir viviendo en paz.

“Me he propuesto muchas veces dejar de verla tan a menudo. Sí, pero ¿quién podría soportarlo”?

Al día siguiente, Werther arregla todos sus papeles y regresa a ver a Lotte, en contra de la solicitud expresa de ella. Albert no está y Werther aprovecha para leer algunos de los cantos de Barden Ossian, a quien ha traducido. Las ominosas descripciones de la naturaleza y el tono melancólico de las epopeyas gaélicas agitan los sentimientos de ambos. Reconocen en ellas su propio destino cruel. Lotte rompe en llanto, Werther la abraza y la besa. Furiosa, Lotte lo aleja de así y lo amenaza con no volver a verlo nunca más. Werther se queda por un rato en la habitación de la muchacha; luego, abandona la casa sin despedirse, para terminar la carta para Lotte.

“Inútilmente extiendo mis brazos hacia ella, por las mañanas, cuando despierto de mi pesado sueño. En vano la busco por las noches en mi cama, cuando un sueño inocente y feliz me ha engañado poniéndome junto a ella en una pradera, sosteniendo su mano, cubriéndola con mil besos””.

Al día siguiente, envía a uno de sus sirvientes a ver a Albert, con la solicitud de que le preste las pistolas. A la mañana posterior, el sirviente encuentra a Werther en su cuarto. Vestido con sus mejores ropas, un frac azul y un chaleco amarillo, se ha quitado la vida a la medianoche, con un disparo en la cabeza. Sobre su escritorio se encuentra, abierta, la tragedia burguesa de Lessing, Emilia Galotti. Los médicos que llegan al lugar ya no pueden hacer nada por Werther. Albert está conmocionado. Lotte se desmaya. A pedido de Werther, el padre de Lotte permite que lo entierren entre los dos árboles de tilo de Walheim.

Acerca del texto

Estructura y estilo

Goethe engaña a sus lectores respecto de la autenticidad de la historia de Werther: antes de la primera carta, el editor asegura al lector que todo lo que pudo encontrar sobre el destino de Werther está reunido e impreso en el libro. El libro en cuestión está dividido en dos partes, compuesta de una colección de cartas. Las cartas de Werther están redactas con un estilo potente, extático. Las exclamaciones (interjecciones), las oraciones invertidas (inversiones) o reducidas (elipsis) dominan el texto cuando el héroe de Goethe está embelesado o cuando expresa su pena por la imposibilidad de su amor: “Te lo pido. Ya lo ves, mi vida se ha acabado. ¡Ya no lo soporto! Hoy estaba sentado en su casa. Ella tocaba el piano. Las melodías eran completamente diversas, pero cada una de ellas tenía una expresividad absoluta. Cada una de ellas.” – “¿Qué quieres?”

Enfoques interpretativos

  • Werther puede interpretarse como un ser sensible que sucumbe por el amor que siente por Lotte y por su incapacidad de poder adaptarse a las convenciones sociales.
  • Pero también puede ser visto como un extravagante genio que no se quiere dejar ayudar y que corre hacia su desgracia con los ojos abiertos.
  • En el fondo, Werther es un narcisista, que no necesita el amor de Lotte por el bien de ella, sino por el de sí mismo. Por eso, este amor solo le será valioso mientras sea un amor imposible.
  • El suicidio de Werther es la expresión de su derecho natural a la libertad, el derecho que se toma en contra de todas las convenciones morales.
  • Las cartas constituyen un largo monólogo que muestra que Werther solo puede ser feliz a partir de su relación con Lotte. Sus intentos de establecer relaciones en la sociedad y en el trabajo fracasan penosamente.
  • Las descripciones de la naturaleza reflejan el estado anímico del héroe: al comienzo, Werther ensalza la belleza de la naturaleza; más tarde, solo la ve como una tumba.
  • La literatura que lee también es un reflejo de sí mismo: Homero lo eleva espiritualmente, la poesía sentimental de Klopstock se condice con su enamoramiento, Ossian es la expresión de la oscuridad y la melancolía, y la tragedia burguesa de Lessing pareciera aportar los elementos para el suicidio de Werther.

Antecedentes históricos

La literatura del Sturm und Drang

El Werther de Goethe se publicó en 1774, durante un período literario conocido como el Sturm und Drang (que en español puede traducirse como “tormenta e ímpetu”). El artista, el genio, era considerado la imagen del hombre superior, dedicado a la creación. En torno a dicho genio, se desarrolló un verdadero culto. Durante los años anteriores, la Ilustración había liberado al hombre de su “inmadurez autoinflingida” (Kant). Pero, para la poesía, el avance de la racionalidad representaba sobre todo una cosa: las convenciones rígidas. Un marco de regulaciones ajustadas amenazaba con ahogar a la literatura, puesto que se aspiraba a que tuviera un fin específico y a que ayudara a desarrollar la razón de los hombres. El lingüista Johann Gottfried Herder se oponía a esta concepción de la poesía, pues la poesía no se puede aprender, se necesita de un “genio original”. Goethe, que se encontró con Herder en Estrasburgo, adoptó sus tesis y las utilizó, por ejemplo, en su Götz de Berlichingen, en el Prometeo y en el Werther.

El Sturm und Drang fue un ataque frontal a la Ilustración. El grupo de los “jóvenes salvajes” de la literatura, al que también pertenecían Friedrich Schiller, Gottfried August Bürger, Friedrich Maximilian Klinger, Anton Leisewitz, Friedrich Heinrich Jacobi y Heinrich Leopold Wagner, rechazaban todas las reglas y solo obedecían a su propia inspiración y fuerza creativa. Para muchos de ellos, Friedrich Gottlieb Klopstock, que no era un representante del Sturm und Drang sino un poeta sentimentalista, se convirtió en su modelo. El nuevo héroe de la literatura sentía un amor infinito, una profunda nostalgia y una desesperación frenética. Podía ser cualquier cosa, menos tibio.

Las fuentes del Werther

Muchas veces le preguntaron a Goethe si el desdichado Werther había existido realmente; tal es la verosimilitud con la que Goethe transmitió las emociones que pareciera que los hechos fueron reales. Varias son las situaciones que constituyen la fuente de la trama. En 1772, Goethe conoció en un baile a Charlotte Buff y a su prometido, Johann Christian Kestner. Al igual que Werther, Goethe se enamoró de la muchacha de 19 años y, durante las semanas que siguieron, la visitó con frecuencia. Pero Charlotte rechazó todos los cortejos de Goethe, tanto que en septiembre la abandonó, para darle un punto final a la relación. Otro elemento: En Ehrenbreitstein, Goethe visitó a la escritora Sophie von La Roche, y se enamoró de su hija de 16 años. La cortejó durante un tiempo, incluso después de su casamiento con un hombre ostensiblemente mayor. Esta situación provocó desagradables discusiones con el esposo celoso. Y un último hecho: Karl Wilhelm Jerusalem, un conocido de Goethe, se suicidó con una pistola prestada, debido a que se había enamorado de una mujer casada.

Influencia

La obra logró a alcanzar una verdadera categoría de éxito editorial. De la noche a la mañana, Goethe se convirtió en un escritor célebre. Al igual que sucede en la actualidad con los cantantes de pop, muchas personas viajaban a ver al autor y a felicitarlo por su sorpresivo éxito. En poco tiempo, se publicaron varias ediciones. Goethe mismo modificó su novela en 1782, para incluirla en una edición completa de sus obras. El libro fue traducido a varios idiomas europeos y batió todos los récords de venta. Dio en el centro del espíritu de la época, porque oponía conscientemente las sensaciones y los sentimientos a la razón de la Ilustración. En todas las clases sociales, la novela se volvió una lectura obligada. Sobre todo, los lectores jóvenes se veían reflejados en el libro: la generación del Sturm und Drang admiraba la fuerza del lenguaje y el amor desenfrenado que Werther siente. Así, Werther se convirtió en el vocero de toda una generación.

Los críticos, sobre todo la Iglesia, no solo criticaba el hecho de que en la novela se describía un suicidio, sino que se exigiera que el lector se mostrara comprensivo ante este hecho. La increíble provocación contra la moral se agudizó aún más cuando se dieron a conocer numerosos suicidios que, evidentemente, estaban inspirados en la novela. A partir de las crónicas, es posible reconstruir que los suicidas se encontraban en el dilema de Werther y que, además, tenían el libro en el bolsillo, al momento de morir. Goethe tomó distancia de estos hechos. Pero las muertes tuvieron consecuencias: el libro fue clasificado como peligroso y, en Leipzig, Baviera y Austria, fue retirado de circulación e ingresado al registro de los libros prohibidos. El sociólogo americano David Phillips describió, en el siglo XX, el “Efecto Werther”, por el libro de Goethe. En este caso, se trata de suicidios que siguen un modelo presentado en los medios. Desde el punto de vista artístico, la novela fue la inspiración de muchos imitadores.

Sobre el autor

Johann Wolfgang von Goethe nació el 28 de agosto de 1749 en Fráncfort del Meno, en el seno de una familia acaudalada y respetada socialmente. Luego de tomar clases privadas en la casa paterna, a los 16 años y a pedido de su padre, Goethe inició sus estudios de derecho en Leipzig, los cuales finalizó en 1770 con una licenciatura en Estrasburgo. Allí conoció al Johann Gottfried Herder y escribió sus primeros poemas. En Fráncfort abrió un bufete de abogados, pero se dedicó cada vez más a la escritura. En 1774, publicó Las penas del joven Werther. Le siguieron algunas piezas teatrales. En 1775, el duque Karl August lo llevó a Weimar, donde Goethe rápidamente hizo carrera como funcionario público. Luego de diez años de cumplir con su deber en la corte, en 1786, viajó a Italia. Este “viaje italiano” marcó un nuevo inicio para su obra. En 1788, Goethe regresó a Weimar y conoció a Christiane Vulpius, con quien convivió hasta su matrimonio en 1806. Luego de algunas diferencias iniciales, en 1794, Goethe se hizo amigo de Schiller, en cuya revista, Die Horen, se publicaron varios poemas de Goethe. Desde ese momento, los dos poetas estuvieron unidos por una estrecha amistad, basada en el clasicismo de Weimar y la cosmovisión de la época, orientada a la antigüedad griega. Goethe se interesó por las más variadas disciplinas: se dedicó a la pintura y desarrolló una teoría del color; también desarrolló investigaciones zoológicas, mineralógicas y botánicas, a partir de las cuales desarrolló la teoría de la “planta original”. En 1796 se publicó el Bildungsroman, o novela de formación o aprendizaje, Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister; en 1808, la pieza teatral Fausto I y, en 1809, la novela Las afinidades electivas. A partir de 1811, Goethe comenzó a trabajar en su autobiografía, Poesía y verdad. Poco antes de su muerte completó el Fausto II. El 22 de marzo de 1932 murió a los 83 años, en Weimar. Hasta la actualidad, es considerado el escritor más importante de la literatura alemana. Sus obras líricas, dramas y novelas ha sido traducidas a todos los idiomas.


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