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Superinteligencia
Libro

Superinteligencia

Caminos, peligros, estrategias

Oxford UP, 2014 Mehr

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Clasificación editorial

7

Cualidades

  • Revelador
  • Visionario

Reseña

El futurista de la Universidad de Oxford, Nick Bostrom, argumenta que la IA promete un mundo más seguro, rico e inteligente, pero quizá la humanidad no sea capaz de sufragar la promesa de la IA. Cuanto más analiza Bostrom los preconceptos sobre la IA, más pensará usted que la humanidad carece de los recursos y de la imaginación para mudar de un mundo liderado por la gente, a un mundo en que algún elemento superinteligente podría amenazar o dominar. Bostrom explora las posibilidades de –y las preocupaciones relacionadas con– tal semifallo. Por ejemplo, pregunta qué pasaría si dicho elemento pudiera convertirse en un gobierno mundial con principios morales inciertos. Su libro es informado y denso, con múltiples puntos de reflexión. La postura “qué pasaría si” conduce su narrativa. Este es un tratado profundo diseñado para quien tiene hondo interés, no para el que tiene un interés leve. getAbstract recomienda la especulación rica y moralmente compleja de Bostrom a personas que elaboran políticas así como a futuristas, estudiantes, inversores y pensadores interesados en la alta tecnología.

Resumen

La perspectiva de la superinteligencia

En Dartmouth College en 1956, un grupo de científicos trazó un nuevo curso para la humanidad: la noción de que las máquinas pueden replicar aspectos de la inteligencia humana. Su esfuerzo evolucionó a tropezones. Los programas basados en reglas o sistemas expertos florecieron en los años ochenta y la promesa de la inteligencia artificial (IA) parecía brillante. Luego decayó y se retiraron los fondos. En los noventa, con los algoritmos genéticos y las redes neuronales, la idea despegó de nuevo.

Una medida del poder de la IA es que ciertas máquinas juegan ajedrez, bridge, póquer, Scrabble, Jeopardy y Go. Con algoritmos efectivos, se estima vencerán al mejor jugador humano de Go en una década. Las aplicaciones de la IA abarcan audífonos, reconocimiento de rostro y de voz, navegación, diagnóstico, programación, gestión de inventarios y una clase en expansión de robots industriales. Pese al uso y popularidad creciente de la IA, aparecen señales de sus limitaciones. En el Flash Crash del 2010 los operadores algorítmicos crearon inadvertidamente una espiral descendente que costó un billón de dólares en segundos. Pero la tecnología...

Sobre el autor

Nick Bostrom, profesor de la Universidad de Oxford, es director fundador del Instituto del Futuro de la Humanidad.


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