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Fausto

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Fausto

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La obra maestra de Goethe: con Fausto y Mefistófeles, el lector va a toda velocidad del cielo al infierno a través del mundo.


Clásico de la literatura

  • Épica
  • Sturm und Drang

De qué se trata

La obra maestra de Goethe

Fausto es indiscutiblemente la obra principal de Goethe. El más grande poeta alemán trabajó durante casi 60 años en las dos partes de la tragedia. Para ello, se remitió a diversas fuentes en torno a la misteriosa figura medieval del doctor Fausto, de quien se dice que hizo un pacto con el diablo. El Fausto de Goethe también acuerda una apuesta con Mefistófeles, ya que, como hombre eternamente ambicioso, hace todo para experimentar el momento de la felicidad absoluta. Mefistófeles lleva al doctor con poderes mágicos a lugares extraños: a la cocina de una bruja en la noche de Walpurgis. Con la ayuda de Mefistófeles, Fausto seduce a la joven e inocente Margarita (Gretchen) y, así, la lleva a la ruina. La figura del doctor Fausto puede interpretarse como una encarnación típica del hombre moderno, emprendedor y ávido de saber que, en su despiadada búsqueda de la felicidad, atrae la catástrofe hacia sí y hacia su entorno. Los versos rimados desencadenan una grandilocuencia sin paralelo. Que el Fausto de Goethe es el clásico por excelencia lo demuestra el hecho de que el lector encuentra en casi todas las escenas citas y aforismos bien conocidos que dan testimonio de la forma concisa y pegadiza de la obra y de su entusiasta recepción. La segunda parte de la tragedia (Fausto II) es menos conocida, más compleja y difícil de entender que la primera y no se trata en este resumen.

Ideas fundamentales

  • El drama de Fausto es la obra principal de Goethe y, a la vez, el punto culminante del Clasicismo de Weimar.
  • Fausto es un erudito que está insatisfecho con su vida y sus conocimientos y, por ello, hace un pacto con el diablo, Mefistófeles.
  • Según el pacto, Mefistófeles tiene que ayudar a Fausto a conseguir todas las alegrías del mundo; para ello, Fausto apuesta su alma.
  • Mefistófeles lo lleva a la cocina de una bruja, donde, mediante una poción, Fausto recupera su juventud para lanzarse a aventuras amorosas.
  • Fausto conoce a la joven Margarita (cuyo diminutivo en alemán es Gretchen) y se enamora de ella.
  • Con la ayuda de Mefistófeles, Fausto seduce a la joven y la hunde en la desgracia sin pensar en las consecuencias.
  • Gretchen queda embarazada y Fausto la abandona a su suerte, de modo que ella, en su violenta desesperación, ahoga a su hijo y, por ello, es condenada a muerte.
  • La madre y el hermano de Gretchen también pierden la vida a causa de las maquinaciones de Fausto y Mefistófeles.
  • El intento de Fausto por liberar a Gretchen de la prisión fracasa porque ella se ha vuelto loca. Sin embargo, su alma se salva por influencia celestial.
  • Fausto es el clásico alemán por excelencia: el drama es lectura obligatoria en la secundaria alemana y ha dado lugar a una inmensa cantidad de interpretaciones.
  • La historia del doctor Fausto, una figura histórica, ya era bien conocida en la época de Goethe, que utilizó varias fuentes para su drama.

Resumen

Prólogo

Antes de que empiece el drama, el Director de teatro, el Poeta y el “Gracioso” se reúnen para hablar sobre la obra. El Director quiere teatro lleno, mucha acción y mucho que ver para que los espectadores puedan mirar boquiabiertos como es debido. Al Poeta, en cambio, lo intimida una gran audiencia. Una verdadera obra de arte naufraga en momentos salvajes como estos; solo a través de los años se muestra en su perfección. El Gracioso solo lo encuentra ridículo: el Poeta debe crear aquí y ahora diversión y alegría, porque la poesía también se puede ordenar. El Director quiere ver acción: ¡Arriba el telón!

Prólogo en el cielo

En el cielo, los ángeles alaban las obras de Dios: las estrellas, cuyo armonioso movimiento transcurre en resonancia con las esferas, dan testimonio de la perfección de la creación. Pero el diablo, Mefistófeles, cuenta algo distinto: anda entre las personas, a las que no encuentra en absoluto ni perfectas ni interesantes. Incluso siente lástima por ellas, porque a pesar de su inteligencia, no pueden dar grandes saltos. Dios está enojado y lleva la conversación al doctor Fausto. Mefistófeles también conoce a este erudito. Pide permiso para seducir a Fausto. El Señor no se opone, porque está seguro de que Fausto conoce el camino correcto y tampoco permitirá que Mefistófeles lo aparte de él.

Cuarto de estudio de Fausto

En su estudio elevado y estrecho, Fausto cae en un ánimo sombrío. A pesar de sus títulos y premios científicos, se siente inútil. Piensa que en realidad no sabe nada, que en el fondo es tan tonto como un necio. Como no puede avanzar en su conocimiento del mundo, Fausto ha recurrido a la magia. Se enfrasca en la lectura de antiguos hechizos y los libros de Nostradamus y conjura a un Espíritu de la tierra que, sin embargo, nuevamente se le escapa. Wagner, el asistente de Fausto, entra en la habitación; quiere copiar algo de su maestro. Pero Fausto está harto desde hace tiempo de la mente fría y matemática de Wagner. Termina rápidamente la conversación y sigue absorto en sus pensamientos cada vez más sombríos. Al fin y al cabo, quiere incluso quitarse la vida para poner fin a su miserable existencia. El cuenco con veneno ya está en sus labios, pero los coros de Pascua, que de repente oye desde afuera, lo llaman de vuelta a la vida.

Paseo de Pascua

Fausto va con Wagner a un paseo de Pascua frente a las puertas de la ciudad. La gente saluda al erudito caballero muy amistosamente y le muestran gran respeto. Wagner admira esta fama, pero no confía mucho en las personas tontas e ignorantes. Fausto, en cambio, está muy complacido internamente por la cordialidad y también por la naturaleza fresca de primavera que lo rodea. Un perro negro se une a los dos paseantes.

La esencia del perro

Cuando Fausto vuelve a entrar en su estudio, el perro no se aleja de su lado. Fausto, inspirado por el mensaje de Pascua, quiere leer el texto original de la Biblia y traducirlo. Pero avanza muy lentamente, porque ya se quedó atascado en la primera página: “En el principio era el Verbo” le parece equivocado. Prueba con “sentido”, “fuerza” y finalmente llega a “En el principio era el Acto”. Mientras tanto, el perro empieza a aullar y a gruñir. Fausto se molesta y quiere echar afuera al animal. Entonces el perro se convierte en Mefistófeles que, vestido como estudiante ambulante, se planta frente al doctor. Fausto conversa con él, que primero se presenta como un “espíritu que siempre niega” y, finalmente, revela su identidad. Un pentagrama (estrella de cinco puntas) en la puerta de Fausto impide que el diablo salga de la casa. Fausto triunfa y quiere aprovechar esta oportunidad. Mefistófeles debe mostrarle sus artes, para lo cual el diablo conjura un coro de espíritus que arrullan a Fausto en dulces sueños. Mientras el doctor duerme, Mefistófeles le ordena a una rata que roa la tabla de madera con el pentagrama para que pueda escapar.

El pacto con el diablo

Pero pronto Mefistófeles aparece de nuevo frente a Fausto y le ofrece un pacto. Quiere servirle al doctor aquí y cumplirle todos sus deseos, si Fausto hace lo mismo por él “allá”. Fausto acepta gustoso esta oferta, porque de todos modos duda del más allá. Incluso extiende el pacto a una apuesta, pues no cree que alguna vez haya algo en la tierra que pueda satisfacerlo por completo, ya que se conoce a sí mismo como alguien que siempre quiere más de lo que puede obtener. Por tanto, la apuesta dice que si Mefistófeles consigue envolver a Fausto en la diversión terrenal de tal manera que olvide su desasosiego y pueda salir al instante, entonces el diablo puede disponer de él libremente. El diablo pedante quiere poner el trato por escrito y firmarlo con sangre. Mefistófeles quiere ahora lanzarse al mundo con Fausto. Pero primero intercambia la ropa con el doctor y le da una conferencia satírica sobre las ciencias a un estudiante que entra; para lo cual, no dejó títere con cabeza. Después de que el estudiante se marcha, Fausto y Mefistófeles inician el viaje y alzan el vuelo en el manto mágico de Mefistófeles.

La Bodega de Auerbach

En la taberna estudiantil Bodega de Auerbach de Leipzig, los dos viajeros son testigos de una borrachera salvaje. Cuando aparecen Mefistófeles y Fausto, los estudiantes quieren escuchar a los recién llegados. Pero Mefistófeles logra sorprenderlos con un truco de magia: taladra agujeros en la mesa y los rellena con tapones de cera. A continuación, los borrachos perplejos ven cómo sale vino de los agujeros y, por cierto, de la variedad que desean. Cuando uno de los estudiantes derrama unas gotas y salen llamas del vino, los bebedores sospechan que se trata de brujería y se abalanzan sobre Mefistófeles. Pero este los hechiza y se aleja rápidamente con Fausto, a quien, de todos modos, no le ha agradado la fiesta.

La cocina de la bruja

Fausto y Mefistófeles entran en la cocina de una bruja, pero la dueña de la casa no está ahí. Fausto quiere una poción que lo rejuvenezca. Cuando finalmente la bruja regresa, le prepara un brebaje que realmente hace posible el milagro. El doctor ve en un espejo la imagen de una hermosa muchacha. De inmediato, queda cautivado por ella; se despiertan su placer y su deseo. Mefistófeles le promete que enseguida verá en persona a la muchacha.

Gretchen

Fausto se encuentra con la joven Margarita en la calle. Está atónito por su belleza, pero también alaba su pureza y le divierte la respuesta desdeñosa con la que ella rechaza su pedido de acompañarla. En cuanto Mefistófeles se le acerca, Fausto le pide que le “consiga” a la joven. Fausto expresa este deseo con tal falta de escrúpulos que al propio Mefistófeles le parece demasiado apresurado. Gretchen es tan piadosa, casta y virtuosa que no tiene poder sobre ella. Pero incluso Mefistófeles debe ajustarse al tempestuoso celo amoroso de Fausto y le promete urdir una treta para que conozca a la joven. Fausto también le ordena a Mefistófeles que le procure un regalo. Por la noche, ambos entran a hurtadillas en la habitación de Gretchen y ocultan un joyero con valiosas alhajas en su armario. Huyen rápidamente cuando Gretchen entra en la habitación. Mientras se desviste, descubre el joyero. Queda casi cegada por las alhajas y se pregunta quién le ha traído este regalo.

La ironía del destino

Fausto se reúne de nuevo con Mefistófeles. El diablo está furioso porque la madre de la muchacha llegó a ver las alhajas que le dieron. Inmediatamente se dio cuenta de que algo no estaba bien y se las llevó directamente al pastor, quien “desinteresadamente” se apropió de las joyas para el tesoro de la iglesia. Pero mientras que Mefistófeles está furioso por esta ironía del destino, Fausto solo piensa en Margarita, que suspira por el regalo. Le dice al diablo desconcertado que simplemente consiga nuevas joyas.

Cita para cuatro

Mefistófeles le endilga a Gretchen una nueva alhaja. Esta vez no se la enseña a su madre, sino a su vecina Marta. De repente, aparece Mefistófeles. Entrega un mensaje del esposo de Marta, el cual, según dice, murió en Padua. En esta ocasión, Mefistófeles se cita con ambas damas y anuncia también la presencia de Fausto, que confirmará como testigo ficticio la muerte del marido. A Fausto no le entusiasma este juego de mentiras. Sin embargo, la cita para cuatro tiene lugar. Fausto pasea con Gretchen mientras la vecina acosa patentemente a Mefistófeles. Gretchen juega con una flor el juego de “Me ama, no me ama” y Fausto le confiesa su amor. Los dos se encuentran en el pabellón del jardín, donde se besan. Gretchen también sucumbe ante el galante doctor.

Una noche de amor con consecuencias

Mefistófeles sigue atizando el fuego de la pasión de Fausto, que probablemente sabe el peligro que puede implicar su relación con Gretchen. Después de todo, no le importa. Se encuentra nuevamente con Gretchen, quien lo involucra en una conversación sobre religión y le explica que Mefistófeles le repugna. Acuerdan pasar una noche de amor en la habitación de Gretchen. Para que la madre no se entere, el doctor le da a Margarita un frasco con una poción para dormir que, sin embargo, resulta mortal para la madre.

La desgracia de Gretchen

En la fuente, Gretchen debe presenciar cómo se burlan de otra muchacha. Ha andado vagabundeando con un tipo que ahora la ha dejado embarazada. Resulta evidente que Gretchen teme sufrir el mismo destino. En un nicho, un lugar entre los muros interno y externo de la ciudad, Margarita le implora su ayuda a María, la Madre de Dios. El hermano de Gretchen, Valentín, un soldado, regresa a la ciudad. Ya es un secreto a voces que Gretchen tiene una aventura amorosa. Para el hermano, que siempre ha elogiado el carácter virtuoso de su hermana, esta es la mayor humillación. Ve a Fausto y a Mefistófeles en la ventana de su hermana y ataca a ambos. Fausto apuñala al hermano de Gretchen con una espada dirigida por Mefistófeles. Antes de morir, Valentín acusa en voz alta a su hermana de prostitución. Gretchen está conmocionada; además de su propia vergüenza, ahora también es responsable de la muerte de su madre y su hermano. En la catedral, a donde huye, solo se escuchan las canciones del Juicio Final.

La noche de Walpurgis

Mientras Gretchen sufre, Mefistófeles lleva a Fausto al monte Brocken para asistir a la celebración de la noche de Walpurgis que realizan las brujas y los brujos. Fausto se une al alboroto y participa en las bromas vulgares de los espíritus malignos que van al Brocken. Pero finalmente tiene una visión de Gretchen, a la que ve con la garganta cortada. Mefistófeles quiere distraer a Fausto y dirige su mirada a un teatro diletante que representa El sueño de la noche de Walpurgis.

El fin de Gretchen

Fausto se enteró de la desgracia de Gretchen. Está en prisión en espera de su ejecución, porque ella, abandonada por todo el mundo, asesinó a su hijo. Fausto culpa a Mefistófeles de esto, pero el diablo lo niega; después de todo, solo hizo lo que Fausto le ordenó que hiciera. Mefistófeles y Fausto galopan en caballos mágicos rumbo a la ciudad. Cuando Fausto entra en la celda para liberar a Gretchen, al principio ella, antes de reconocerlo, lo toma por el verdugo. Fausto le dice que se apresure, pero Gretchen, perturbada mentalmente, solo piensa en el asesinato del niño. Cuando finalmente Mefistófeles también se presenta, ella reconoce en él al diablo, le pide misericordia a Dios y se queda en el calabozo, mientras Fausto y Mefistófeles huyen al amanecer. Mefistófeles da a Gretchen por juzgada, pero una voz “desde arriba” anuncia su salvación. Aquí termina el drama. El destino de Fausto se cumple en el Fausto II.

Acerca del texto

Estructura y estilo

El propio Goethe describía la obra completa de Fausto como una “producción inconmensurable”, es decir, como algo incomparable. A diferencia de la segunda parte, que yuxtapone caleidoscópicamente diferentes escenas sin tener en cuenta ni el tiempo ni el espacio, Fausto I está estructurada de manera relativamente convencional. La obra consta de tres partes. La Dedicatoria, el Prólogo en el teatro y el Prólogo en el cielo funcionan como una especie de introducción. Al prólogo le sigue la tragedia del erudito, que describe la desesperación de Fausto con la ciencia y el pacto con Mefistófeles. En esta parte es donde Goethe se basa más estrechamente en las tradiciones que conocía de la leyenda de Fausto. Sin embargo, el poeta extiende este tema a la tragedia de Gretchen y, de esta manera, agrega a las experiencias de Fausto un componente erótico sensual que se despliega especialmente en la burda escena de la noche de Walpurgis. La elección de palabras y la forma de las estrofas del drama dan testimonio de la maestría de Goethe, si bien no siempre son fáciles de entender, sobre todo para los lectores de hoy. Predomina el verso de madrigal (diferente cantidad de sílabas acentuadas y no acentuadas), pero también se pueden encontrar coplas de ciego, versos blancos, ritmos libres y prosa pura.

Planteamientos de interpretación

  • Al igual que en la historia bíblica de Job, al comienzo del Fausto se establece una apuesta entre Dios y el diablo. En ambos casos, el diablo quiere el alma del mortal si logra desviarlo del camino correcto. Pero a diferencia de Job, Fausto no es una víctima, sino, por el contrario, un agente activo.
  • El problema que inquieta a Fausto es una pregunta siempre actual y generalmente humana: ¿Debería el hombre aspirar incondicionalmente a la felicidad? ¿Es suficiente el conocimiento adquirido? ¿Basta con lo factible momentáneo o es correcto aspirar siempre a cosas más elevadas? ¿Puede decidir por sí mismo entre el bien y el mal y, al igual que Dios, convertirse en creador de un nuevo mundo? ¿Y cuál es el precio que exige esta “aspiración fáustica”?
  • En el drama, la proverbial frase “la cuestión de Gretchen” se refiere a la cuestión de la religión. Mientras que Gretchen, la muchacha sencilla y sin educación, es una estricta seguidora de la creencia en la iglesia, Fausto –al igual que Goethe– es un panteísta, es decir, supone la acción divina en todos los fenómenos de la naturaleza. (Una “cuestión de Gretchen”, en la lengua alemana actual, es por lo general una pregunta delicada sobre un asunto central en cualquier contexto.)
  • Dado el caso, Fausto I merece el nombre de “tragedia” solo por la trama de Gretchen. El destino de Margarita es trágico porque, en el fondo, solo sigue su corazón, rompe con las convenciones sociales y, sin querer, carga con la culpa.
  • En la concepción de Goethe, Mefistófeles es menos demonio según la representación tradicional, pero mucho más pícaro. El Prólogo en el cielo deja claro que Mefistófeles desempeña un papel importante en el plan de salvación de Dios: al incitar a Fausto y seguir impulsándolo, es un motor de progreso.
  • El drama ofrece una estructura espacial y motivacional muy elaborada que corresponde a la alternancia entre restricción y expansión: de la habitación de bóveda elevada, estrecha y gótica, pasa a los campos abiertos, los jardines o el bosque para, finalmente, regresar a las madrigueras y los nichos estrechos.

Antecedentes históricos

El Clasicismo de Weimar

El Fausto de Goethe es considerada la obra principal del poeta. En ella se encuentran las principales corrientes que Goethe observó durante su vida y las que él mismo acuñó decisivamente. La figura de Fausto ya era un ideal en el movimiento del Sturm und Drang, la corriente literaria que se rebeló contra la Ilustración y a la que Goethe también pertenecía. Goethe retomó el tema de la leyenda popular del doctor Fausto y lo transformó de acuerdo con su gusto y su ideal artístico.

Con el final del periodo del Sturm und Drang de Goethe, cambió su programa literario y se inició el Clasicismo de Weimar. Este apogeo de la literatura alemana (ca. 1786-1806) recibió la influencia decisiva de dos poetas y amigos, Goethe y Schiller, y de su trabajo conjunto en la “Corte de las Musas” del duque Carlos Augusto de Weimar. En su viaje a Italia (1786), confrontado con el rico tesoro del arte y las construcciones griegas, Goethe estilizó a la antigua Grecia como ideal artístico. La estética, la moralidad y la ética iban aparejadas con la exigencia de armonía. Goethe reconocía esta armonía en la naturaleza divinamente entretejida. Lo bueno, lo verdadero y lo bello se convirtieron para el poeta en la directriz suprema. También en Fausto, Goethe realizó algunas de sus ideas clasicistas como, por ejemplo, la lucha del hombre entre pensar, querer y sus instintos o la pelea por un equilibrio entre la educación y el estilo de vida.

Finalmente, el Romanticismo también alcanzó su derecho: si bien el Goethe clásico todavía rechazaba estrictamente el Romanticismo, en Fausto intentó conciliar los opuestos y llevarlos a una armonía más elevada. Renunció, por ejemplo, a la forma dramática estrictamente clásica y, en las escenas rudas con mucha gente, las personas llevadas por la emoción incitaban a un ser desenfrenado, sin por ello abandonar, después de todo, la reverencia a lo divino.

Origen

Para Goethe, terminar el drama de Fausto no fue fácil. Una y otra vez tomaba los fragmentos que había dejado, reescribía algunas escenas, variaba, cambiaba y completaba. El Fausto primitivo probablemente estaba ya escrito en 1775. En 1790, Goethe publicó Fausto, un fragmento y en 1808, terminó Fausto I.

El poeta ya conocía el material desde su infancia. La historia del doctor Fausto histórico, que surgió alrededor de 1480, se convirtió, en forma de un espectáculo de marionetas, en una popular atracción de feria. Goethe también conocía el drama de Christopher Marlowe La trágica historia del doctor Fausto (ca. 1592), así como otras adaptaciones del tema. Es de suponer que también conocía el Faust-Fragment (Fausto, fragmento) (1759) de Gotthold Ephraim Lessing, que por primera vez ponía de relieve la aspiración fáustica y le daba a Fausto características heroicas. Goethe siguió este punto de vista. Los seguidores del Sturm und Drang vieron en la figura de Fausto el afán por la libertad de un genio universal, mientras que el personaje de la leyenda servía más bien como intimidación: allí, al final, el diablo se lleva a Fausto. Goethe vinculó el tema de Fausto con otro hilo argumental. Estudió las actas del juicio de la infanticida Margaret Brand, ejecutada en Fráncfort en 1792, que le sirvió de modelo para la tragedia de Gretchen.

Historia de la influencia de la obra

La influencia de la obra principal de Goethe es tan enorme que existen libros enteros con bibliografías sobre análisis del drama. Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling (1775-1854) recomendó el drama como lectura escolar poco después de su publicación. Esto no ha cambiado hasta el día de hoy; al menos en la escuela secundaria superior de Alemania, la obra es obligatoria. Sin embargo, desde el principio también surgieron voces críticas que se quejaban de la forma del drama o de la caracterización del protagonista. Después de la publicación de la segunda parte, esto se convirtió en un abierto rechazo, por ejemplo, de poetas como Franz Grillparzer o Gottfried Keller. En los años 40 del siglo XIX, se desarrolló una revaloración del personaje de Fausto: Fausto fue elogiado como el prototipo del espíritu alemán y como un “mito patriótico”. Siguieron las interpretaciones ideológicas más diversas (Fausto como el “típico hombre de acción alemán”, y demás).

La variante moderna quizá más famosa del tema la escribió Thomas Mann. En su novela Doctor Faustus (1947), Mann esboza la existencia del artista en el Tercer Reich como una versión moderna del pacto con el diablo. Las adaptaciones musicales más importantes son las óperas de Louis Spohr (1816) y Charles Gounod (1858). También se conocen la película de Friedrich Willhelm Murnau de 1926 y la versión cinematográfica de la representación de y con Gustaf Gründgens y Will Quadflieg (1957).

Sobre el autor

Johann Wolfgang von Goethe es hasta el día de hoy el poeta más importante de la literatura alemana. La obra lírica, los dramas y las novelas de Goethe han sido traducidas a todos los idiomas del mundo. Goethe nació el 28 de agosto de 1749 en Fráncfort del Meno y creció en una familia acomodada y respetada socialmente. Después de recibir clases particulares en la casa paterna, a petición de su padre, el joven de 16 años estudió derecho en Leipzig y se licenció en Estrasburgo en 1770. Allí conoció a Johann Gottfried Herder y escribió sus primeros poemas. Goethe abrió un bufete de abogados en Fráncfort, pero se dedicó cada vez más a su poesía. En 1774 publicó Las desventuras del joven Werther; luego siguieron algunos dramas. En 1776, el duque Carlos Augusto lo invitó a Weimar y Goethe hizo una carrera rápida como funcionario público. Después de diez años de servicio en la corte, Goethe viajó a Italia en 1786. Este “viaje italiano” marcó un nuevo comienzo para su obra. En 1788, Goethe regresó a Weimar y conoció a Christiane Vulpius con quien vivió mucho tiempo en “unión libre”. En 1794, tras diferencias iniciales, Goethe trabó amistad con Friedrich Schiller en cuya revista Die Horen, Goethe publicó muchos poemas. En lo sucesivo, a ambos poetas los unió una estrecha amistad basada en el Clasicismo de Weimar y en el mundo de la Antigüedad griega y la imagen humana. En 1796, apareció la novela de aprendizaje Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister; en 1808, Fausto I y en 1809, la novela Las afinidades electivas. A partir de 1811, trabajó en su autobiografía Poesía y verdad: de mi vida. Poco antes de su muerte, Goethe terminó el Faust II (Fausto II). Murió en 1832 a la edad de 83 años en Weimar.


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Comentarios sobre este resumen

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    J. Q. hace 2 años
    Un libro interesante y demuestra lo que puede hacer el hombre por alcanzar la felicidad, sin embargo en el trayecto lastimó a varias personas que no tenían nada que ver. La felicidad está en las manos de cada uno.

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