El término Big Data (o datos masivos) es una de las expresiones más frecuentes en las sucesivas revoluciones digitales de las últimas décadas. A pesar de que los avances informáticos han traído consigo temas con implicaciones tan interesantes como la inteligencia artificial o el Internet de las cosas, lo cierto es que los datos masivos (así como su producción, recopilación, almacenamiento y procesamiento) siguen estando en el núcleo de la innovación tecnológica. Conocer sus implicaciones técnicas y éticas es interesante tanto para especialistas como para usuarios de internet en general.
Un dato es un registro que puede convertirse en información si se traduce correctamente.
A lo largo de la historia, los seres humanos han necesitado realizar mediciones precisas sobre lo que ocurre a su alrededor. A pesar de que los instrumentos para hacer dichas mediciones no han dejado de avanzar, el volumen, la naturaleza y la utilidad de los datos recabados puede rebasar la capacidad de análisis de sus instrumentos. De ahí la necesidad de echar mano de la estadística y la probabilidad para analizar, con el menor margen posible de error, una gran cantidad de variables en las mediciones.
Los especialistas consideran que ciertos vestigios fósiles datados hace unos 35,000 años ya presentan la forma de un agregador de datos. Las muescas y marcas halladas en piedras y huesos sugieren que los antepasados de la especie llevaban registros de datos de manera muy rudimentaria. ¿Pero qué es exactamente un dato?
El término procede del latín datum (cuya forma en plural es data) y denota hechos o cifras con un interés particular para quien los recaba. La revolución científica del siglo XVIII refinó los métodos matemáticos y estadísticos sobre...
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