En el mundo actual, para muchas personas es normal vivir ansiosas, hiperconectadas, desbordadas por los estímulos y la velocidad. En este libro, Chris Bailey, consultor y experto en productividad, nos recuerda que la vida analógica merece nuestra atención y concilia calma y productividad; no son antagónicas. Para ello, presenta diversas estrategias que lo ayudarán a reducir la ansiedad, manejar el estrés, reconectarse con el disfrute y lograr un estado de calma que, paradójicamente, lo volverá más productivo.
Buscar la calma implica primero reconocer sus niveles actuales de ansiedad.
Para la calma no existe definición clínica ni medición científica exacta. Se acepta que su contrario es la ansiedad. Calma y ansiedad, más que rasgos personales, son estados. Según estudios, el tránsito de un estado de ansiedad elevada a uno de calma elevada es un proceso. Ir hacia la calma supone aplicar estrategias para ir al otro extremo de este espectro (si la ansiedad no es patológica o “de rasgo”, lo que requeriría ayuda profesional. La “escala del trastorno de ansiedad generalizada” ayuda en su diagnóstico).
Mucha ansiedad proviene del afán de productividad. Para ella también hay extremos: personas que casi no piensan en el uso del tiempo y quienes viven por el logro de objetivos a cualquier costo, identificados con la productividad y el éxito.
La ansiedad disminuye capacidades y con ello, productividad (estudios prueban su relación con el déficit cognitivo y que reduce la memoria funcional en un 16,5 %). Piense si hoy está cerca de alguno de esos extremos. Considere que ser productivo es lograr lo que decide hacer, incluso si eso es lograr la calma.
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