Líderes fenomenales como Jeff Bezos, Steve Jobs y Elon Musk aparecen raramente, incluso entre las filas de los líderes de élite. Robert Shaw presta un importante servicio tanto para profesionales ambiciosos como para organizaciones al perfilar los pros y contras de su impulso incesante y determinar si resulta rentable el impulso implacable para individuos y empresas. En lo que podría servir como un largo pero brillante discurso de graduación, Shaw plantea que pocas cosas de gran importancia o logros se producen sin líderes obsesivos. Pero para la mayoría de las personas y empresas, concluye, los sacrificios y los riesgos probablemente superen las ganancias.
Pocas personas alcanzan el éxito de clase mundial sin un compromiso obsesivo con un objetivo único.
Jeff Bezos, Elon Musk y Travis Kalanick comparten la obsesión de enfocarse en un único objetivo y la capacidad de inspirar a otros a comprometerse de manera similar. Sus logros –y los del difunto Steve Jobs– significan aceptar un estrés intenso y casi constante y tener menos tiempo para la familia y las relaciones.
Trabajar con personas obsesivas significa aceptar sus defectos. Por ejemplo, el perfeccionismo de Jobs lo llevó a reprender a sus empleados en público. Bill Gates consideró abiertamente la idea de destituir al cofundador de Microsoft, Paul Allen, cuando su rendimiento disminuyó debido a su lucha contra el cáncer. Aunque algunos sostienen que un líder con un estilo colegiado consigue más, quienes trabajan estrechamente con líderes de extraordinario éxito afirman que las imposibles exigencias que se imponen a sí mismos y a los demás son esenciales para su éxito.
Aunque la obsesión es una fuerza poderosa para el logro, se convierte en un arma de doble filo.
La obsesión conduce con tanta frecuencia...
La empresa consultora de Robert Bruce Shaw, PMCG, ayuda a equipos y empresas a mejorar su desempeño. También es autor de Equipos extremos y Leadership Blindspots.
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