Giacomo Girolamo Casanova
De mi vida
1822
¿De qué se trata?
Un retrato de las costumbres del siglo XVIII profundamente inmoral y, al mismo tiempo, inmensamente rico y entretenido.
- Autobiografía
- Romanticismo
De qué se trata
El mayor seductor de todos los tiempos
Cualquiera que lea las memorias de Casanova por sus descripciones eróticas quedará, por supuesto, satisfecho. Tan osado como es el aventurero veneciano para seguir sus impulsos en la vida real, igualmente generoso es para dejar que sus lectores compartan los frutos de esa vida. Esto llega tan lejos que Stefan Zweig incluso se queja de “una jalea color carne de cuerpo de mujer voluptuoso y cálido”. Pero para los que se interesan en la historia, la buena mesa también está bien cubierta: las memorias de Casanova ofrecen un panorama amplio y profundo del siglo XVIII, durante la era de la Ilustración. Especialmente, el dandi viajero Casanova demostró un verdadero talento al estilo de Forrest Gump para estar en el lugar correcto en el momento correcto. Pero lo más sorprendente de este libro es el mero hecho de su existencia. Casanova tenía todo lo que había que tener: un cuerpo creado para el amor, un espíritu creado para la seducción, el valor de un conquistador, la pluma de un literato, una mirada libre e inalterable, una memoria excelente, numerosos peligros e igualmente numerosos accidentes salvadores. Aunque no es recomendable imitar su historia, sí lo es leerla.
Ideas fundamentales
- Las memorias del aventurero y mujeriego Casanova se encuentran entre los escritos autobiográficos más famosos.
- Contenido: En busca de aventuras de todo tipo y, a veces, para huir de la ley, Casanova viaja por toda Europa. Durante ese tiempo desempeña diferentes profesiones, conoce a un gran número de personalidades prominentes y seduce a innumerables mujeres.
- El libro está lleno de descripciones sexuales sin rodeos.
- Casanova es un narrador modesto de su vida, de la que no solo describe sus éxitos, sino también sus fracasos, humillaciones y verdaderas vergüenzas.
- Con su abundancia de detalles las memorias de Casanova constituyen una de las fuentes más importantes para investigar el siglo XVIII.
- El aventurero y polifacético Casanova se benefició del aburrimiento que atormentaba a muchos gobernantes y nobles de su época.
- Si bien Casanova fue muy discreto para ocultar la identidad de muchas personas, la investigación ha develado ahora casi todos los anonimatos.
- Casanova escribió la historia de su vida en la vejez, cuando se desempeñaba como bibliotecario del castillo de un conde en Bohemia.
- Cuanto más disfrutó la parte activa de su vida, más humillado se sintió en su vejez por la disminución de sus facultades físicas.
- Cita: “Dado que siento que nací para el otro sexo, siempre lo he amado y he hecho todo para ganarme su amor. También disfruté con entusiasmo de una buena mesa y, en general, me apasioné por todas las cosas que suscitaban mi curiosidad.”
Resumen
Casanova aprende a besar
Cuando Casanova tiene diez años de edad vive y estudia con el doctor Gozzi en Padua, donde conoce a Bettina, de 13 años, hermana de Gozzi. Bettina muestra un interés especial hacia el niño, lo lava, lo peina y lo cubre de caricias. Casanova se excita pero se avergüenza y trata de que no se note, lo que provoca la burla de Bettina, pero él no quiere decepcionarla y le corresponde sus besos, aunque por el momento no se atreve a más. Un día se le presenta competencia en la persona del chico Candiani, otro estudiante del doctor Gozzi que parece tener éxito coqueteándole a Bettina. Casanova, ofendido en su vanidad, se resiste a los acercamientos de Bettina, por lo que ella lleva el juego inicial a otro nivel: con el pretexto de que tiene que lavarle los muslos lleva a Casanova al clímax. El suceso sumerge al chico en una confusión total. Inflamado de amor y al mismo tiempo atormentado por sentimientos de culpa, le pide a Bettina una cita nocturna a la cual ella acepta pero no acude. Cuando Casanova la busca ve salir a Candiani de la habitación de ella y es derribado por él de una patada. Casanova está fuera de sí de rabia.
¿Hombre o mujer?
Años después, en Ancona, Casanova frecuenta el salón de la familia de un actor. Más que las dos adorables hermanas Cecilia y Marina, a Casanova le encanta su hermano, el hermoso castrato Bellino, de quien Casanova está convencido de que es en realidad una muchacha vestida de hombre. Bellino se esfuerza en vano por disuadirlo de su idea fija. Casanova quiere convencerse de propia mano, pero no puede llegar más allá de la chaqueta de Bellino donde encuentra el “seno de alabastro” de una joven, pero Bellino sigue negando todo. Casanova debe partir y Bellino le pide que le permita viajar en el coche hasta Rímini. Como muestra de agradecimiento Casanova le pide a Bellino que le revele el secreto de su sexo. Para endulzar el tiempo que falta hasta la partida, Casanova pasa una noche de amor con Cecilia. Al día siguiente, cuando Marina se queja de la injusticia, también se aman apasionadamente. La noche anterior a la partida lleva a Bellino a la habitación y lo presiona. El castrado se opone pero Casanova cree haber visto lo suficiente en el forcejeo: al parecer, su idea ha sido refutada. A la mañana siguiente parten según lo planeado pero Casanova todavía se siente atraído por Bellino y piensa que lo que vio la última noche podría haber sido un “clítoris anormalmente grande”, por lo que sigue insistiendo. Cuando se bajan del coche para pasar la noche en una posada, Bellino se declara dispuesto a dormir con Casanova en la misma cama. En la oscuridad sale a la luz la verdad: el hermoso castrado es, en realidad, una mujer, a lo que le sigue una ardiente noche de amor.
El encanto de la fruta prohibida
Casanova y su amante C. C. desean casarse, pero el padre de C. C. no está de acuerdo y para alejar a su hija de Casanova la envía a un convento cerca de Venecia. Sin embargo, Casanova mantiene un contacto epistolar secreto con C. C. y todos los días festivos asiste a la misa en la iglesia del convento. Un día le entregan la carta de una monja que se ha fijado en él y busca su amistad. La monja le sugiere que podría acudir junto con la condesa A, una conocida de ella, cuando visite dentro de poco el convento. Así, podría permanecer en el anonimato y recibir una primera impresión de con quién está tratando. Casanova arde de entusiasmo. De inmediato busca a la condesa y se dirigen al convento en una góndola. Ahora Casanova también conoce el nombre de la misteriosa remitente: M. M., quien resulta ser muy hermosa y Casanova se enamora de inmediato de ella. Mientras M. M. conversa con la condesa, él permanece en silencio en el fondo. Al día siguiente regresa solo y manda llamar a M. M. al cuarto de consulta pero ella no aparece. Casanova tiene la impresión de que le jugaron una mala pasada.
“Puesto que siento que nací para el otro sexo, siempre lo he amado y he hecho todo para ganarme su amor. También disfruté con entusiasmo de una buena mesa y, en general, me apasioné por todas las cosas que suscitaban mi curiosidad””.
Algún tiempo después recibe una carta de M. M. en la que le explica todo: sin intención, la afligió mortalmente una cadena de circunstancias desafortunadas. Casanova se deja ablandar y le responde de inmediato anunciando su visita. Esta vez todo transcurre según lo deseado. M. M. realmente aparece, ambos se comen con los ojos a través de la rejilla y se confiesan su amor. Finalmente, M. M. le explica cómo podría avanzar su amistad: ella se va a escabullir por una noche para reunirse con Casanova en su casa de campo. Además, le revela que tiene un amante, pero que es un hombre de mentalidad totalmente abierta y no tiene nada en contra de su aventura. Entonces, los dos nuevos amantes se reúnen en la mencionada casa de campo, donde M. M. lo recibe vistiendo ropa seglar, muy a su pesar pues el hábito de monja lo había atraído especialmente. Sin embargo, la asalta sin demora. M. M. se resiste, Casanova insiste, pero ella se impone. Ahora hay algo para comer y, en su máxima elegancia, con champaña. Después de la cena, Casanova vuelve a insistir, esta vez con mejor éxito, por lo menos, ella le entrega su pecho desnudo.
El deleite de la fruta prohibida
Casanova organiza el siguiente encuentro con M. M. Lamentablemente, no tiene un alojamiento permanente, por lo que alquila una casa en la Plaza de San Marcos. El amante tolerante de M. M. insiste en llevar personalmente a la dama en góndola al punto de encuentro a la hora acordada. Casanova espera avanzar en esta ocasión con M. M. y, de hecho, después de una opípara comida, se aman desenfrenadamente más de siete horas durante las cuales Casanova le enseña nuevas técnicas y M. M. queda flotando en el séptimo cielo. Después, hay café. Una vez que M. M. se despide, Casanova duerme a su gusto una vez más. Un tercer tête-à-tête tiene lugar en la villa del siniestro amante quien, explica M. M. ahora ataviada en el hábito, se encuentra por un tiempo en Padua. Después de un generoso recibimiento, se pone algo más cómodo. Casanova se queda diez días antes de la llegada de la Navidad, y planean volver a verse la víspera de Año Nuevo. Al despedirse, M. M. le entrega una carta a Casanova en la que le explica que su amante no ha estado para nada en Padua, sino que ha permanecido todo el tiempo en la villa para asegurarse de que Casanova es digno de ser su amante. En la víspera de Año Nuevo, según lo planeado, Casanova y M. M. se aman de pie y hasta el total agotamiento.
Ninguna prisión puede detener a Casanova
Por razones que le son desconocidas Casanova es encarcelado en el palacio ducal de Venecia, de donde pretende fugarse. Para este fin se ha procurado una herramienta de metal improvisada con cuya ayuda idea perforar el piso de madera de su celda. Cada vez que que está solo se pone a trabajar para luego cubrir con la cama su ruta de escape. Para el 23 de agosto el agujero está terminado, pero Casanova decide esperar un poco más antes de huir, lo cual resulta ser una decisión fatal porque el 25 de agosto sorpresivamente es reubicado. En el cambio se descubre el agujero, pero no la herramienta, que está escondida en el respaldo de su sillón, aunque es imposible pensar en continuar con los antiguos planes en la nueva celda pues todos los días revisan las tablas del piso.
“Soy lo suficientemente descarado como para ser más feliz que los demás, gracias a mis burdas inclinaciones, porque estoy convencido de que mis inclinaciones me capacitan para el máximo placer””.
Casanova necesita ayuda externa y pronto encuentra un cómplice. Con la mediación del guardia intercambia regularmente libros con un prisionero desconocido, un clérigo llamado Balbi. Casanova se afila la uña del dedo meñique y la sumerge en jugo de mora para escribir mensajes ocultos en los libros a su compañero de intercambio. Comienzan una intensa correspondencia y logra convencer a Balbi de que lo ayude. Escondida en la tapa de una Biblia hace llegar de contrabando su herramienta a este último, quien debe romper con ella el techo de su propia celda para luego, desde el exterior, romper el de la celda de Casanova. El calendario marca el 30 de octubre, ha llegado el momento. Ahora solo tienen que quitar todavía uno de los paneles de plomo del techo y los dos podrían admirar la luna sobre la Plaza de San Marcos. Después de una arriesgada escalada descienden por otra escotilla y entran de nuevo en el edificio. Al amanecer Casanova logra convencer a un empleado de que han sido detenidos por error. El hombre les abre, y Casanova y Balbi quedan en libertad.
Lazos familiares cariñosos
En Nápoles Casanova se enamora de la joven Leonilda, concubina del duque de Matalone, un viejo conocido de Casanova el cual es impotente. Matalone no parece estar celoso, incluso presenta formalmente a Casanova con Leonilda, por lo que Casanova la corteja en debida forma. Durante un desayuno con Leonilda, surgen pequeños flirteos amorosos y luego los besos de Leonilda encienden poderosamente a Casanova. Finalmente, le anuncia al duque que quiere casarse con la joven. Por la noche, en la ópera, le declara su amor a Leonilda, quien accede y de inmediato empieza con planes concretos. Principalmente, convencer a su madre, quien vive a las afueras de la ciudad, pero cuando llega, Casanova se lleva una sorpresa: se trata de una de sus examantes. No le toma mucho tiempo darse cuenta de que Leonilda podría ser su propia hija y la madre confirma la sospecha.
“Mi querido Bellino’, le dije, estoy seguro de que no tiene usted el mismo sexo que yo’. –Soy del mismo sexo que usted, pero castrado; me han examinado, por cierto’. –Si no tiene nada en contra, me gustaría examinarlo también; aquí tiene un doblón’””.
Casanova desecha sus planes y anuncia su partida, pero el duque lo induce a que se quede y le aconseja que transfiera la pasión por la hija a la madre, lo que funciona muy bien al principio. En cuanto están a solas por un segundo, Casanova y su examante caen en brazos uno del otro y duermen juntos, se deleitan con sus recuerdos e incluso se menciona el matrimonio. Solo hay un problema: hija o no, Casanova sigue enamorado de Leonilda. Una noche al regresar el duque y Leonilda de la ópera, se alegran de ver unidos otra vez a los antiguos amantes y cenan juntos antes de que el duque se despida. Casanova y la madre de Leonilda empiezan a intercambiar caricias y Leonilda se les une desnuda. La madre está llena de elogios. Así se reúnen tres veces Casanova, madre e hija. Finalmente, Casanova se va feliz. Como despedida, le entrega a Leonilda cinco mil ducados, en realidad un regalo de bodas, pero ahora una dote para un futuro marido.
Casanova en la trampa
En 1763 en Londres, Casanova conoce a una cocotte caprichosa que se presenta con el nombre artístico de “la Charpillon”, por quien se siente intensamente atraído, pero sus insinuaciones no tienen el éxito habitual. En cambio, parece que aquí Casanova pasó de cazador a presa. Con renovadas promesas de amor la Charpillon obtiene una y otra vez dinero de él sin concretar nada. Al mismo tiempo es respaldada por su madre, abuela y dos tías. Hábilmente, juegan juntas un juego en el que constantemente atraen y rechazan a Casanova, de modo que pronto este se encuentra al borde de la locura. Después de que la Charpillon lo rechaza y él cesa en sus esfuerzos, una de las tías le explica que la muchacha lo ama, pero quiere asegurarse de la sinceridad de sus motivos. Casanova se deja embaucar y la vuelve a cortejar. Al final, logra estar con la Charpillon en la cama, pero de nuevo ella no lo deja acercarse. Por la fuerza, Casanova intenta obligar a la Charpillon a cumplir su promesa y casi la estrangula.
“Caer de hinojos frente a ella, reiterarle cientos de veces mi gratitud desbordada y besar sus hermosas manos una y otra vez fueron los indicios de una pasión…; pero al principio, M. M. consideró su deber defenderse. ¡Qué deliciosa resistencia”!
En los días siguientes se ve atormentado por la vergüenza y la autorrecriminación. Entonces, recibe una carta de la madre donde le anuncia que lo va a denunciar. Al principio, Casanova parece curado, y cuando la Charpillon se presenta personalmente a disculparse por las acciones no autorizadas de su madre le promete otra vez que pronto cumplirá sus deseos y él nuevamente muerde el anzuelo. Esas situaciones se repiten varias veces. Casanova sencillamente no puede librarse de la Charpillon. En el punto máximo de su delirio incluso le pone un cuchillo en la garganta para quebrar su resistencia. Cuando por último la atrapa in fraganti con su peluquero, pierde los estribos y hace todo trizas. La Charpillon huye asustada por la noche. Al día siguiente una sirvienta le trae la noticia a Casanova de que su ama está gravemente enferma y parece que está a punto de morir. Casanova se impresiona y decide ahogarse en el Támesis. Sin embargo, en el camino se encuentra a un antiguo conocido a quien le puede abrir su corazón. Este le aconseja que denuncie a las estafadoras y Casanova sigue el consejo. Incluso presencia la detención de la madre y la tía. Sin embargo, cuando ve a la Charpillon, se marcha. Teme recaer en viejos patrones.
Acerca del texto
Estructura y estilo
De mi vida es una selección de 16 episodios de las memorias de Casanova. La obra completa consta de 12 volúmenes en la edición alemana con un total de casi cinco mil páginas. Los episodios de De mi vida están ordenados cronológicamente. Al igual que en cualquier reducción de este tipo, que de otro modo no sería posible, solo se exponen destellos de momentos aislados de la vida de Casanova y no una narración continua. El original está escrito en francés, el idioma más importante de ese entonces. De joven Casanova perfeccionó su francés en París y estudió nada menos que con el famoso dramaturgo Prosper Jolyot Crébillon. Aunque también dominaba el latín, el griego antiguo y el hebreo, su estilo es muy fácil de entender. Casanova solo esporádicamente intercala aforismos latinos, por ejemplo, de Horacio, su autor favorito. Su asombrosa memoria le permitió reproducir situaciones, personajes y conversaciones con una enorme exactitud en los detalles. A la luz de decenios de minuciosa investigación, hoy parece que Casanova no inventó prácticamente nada, aun cuando les dio nombres falsos a los personajes, probablemente por discreción. Sin embargo, más tarde y con la ayuda de documentos históricos, en muchos casos fue posible identificar las verdaderas identidades. El estilo de Casanova es sobrio, sin adornos y divertido, sin pretender ser ingenioso. Cuando se trata de actos sexuales (y de eso se trata bastante a menudo con Casanova), no tiene reparos en ser explícito, pero evita ser innecesariamente lascivo.
Planteamientos de interpretación
- Los recuerdos de Casanova no se tratan en absoluto de los llamados sentimientos e ideales elevados, ni la religión o la moral. En ellos se expresa la floreciente filosofía del materialismo del siglo XVIII.
- El sensual autor se muestra como partidario del filósofo Epicuro, que propagaba una especie de religión de la felicidad en la que eran importantes la maximización del placer y la minimización del desagrado.
- Aunque las historias de mujeres desempeñan un papel importante en sus memorias, la obra en sí –por sus descripciones vivas y precisas de costumbres y hábitos de la época– es considerada por muchos expertos como un importante testimonio histórico de la vida del siglo XVIII.
- Aun cuando Casanova encarnó en vida el tipo del gran fanfarrón, se muestra como un narrador modesto de su vida. Junto a los éxitos también describe sin rodeos los fracasos, las humillaciones y las verdaderas vergüenzas. Esta sinceridad sin miramientos sugiere que Casanova no escribió las memorias para un público, sino para sí mismo.
- A diferencia del otro gran seductor de la historia, el legendario don Juan, Casanova no es un rompecorazones. Si bien también pasa de un placer al siguiente, ninguna de las seducidas se siente engañada. Por el contrario, si creemos en la descripción de Casanova, las mujeres quedan totalmente satisfechas y felices, incluso agradecidas, y viven la aventura con Casanova como una experiencia de reavivamiento.
Antecedentes históricos
De la libertad de acción entre los tiempos
Los finales del siglo XVII y el siglo XVIII estuvieron marcados por la Ilustración, una época en la que la idea de que la religión era la norma suprema para la existencia humana perdió cada vez más influencia y se fue imponiendo la confianza en la razón. Pensadores como Gottfried Wilhelm Leibniz, David Hume o Isaac Newton aportaron impulsos decisivos a este afán de libertad espiritual y mental. Gobernantes como Federico el Grande hicieron preparativos para convertir la nueva filosofía en realidad política. La transición, sin embargo, fue lenta. El concepto de una ciencia natural racional ya estaba en el mundo, pero la frontera con el ocultismo, la alquimia y la astrología aun no se había trazado con absoluta certeza.
En términos de política la Europa del siglo XVIII era un híbrido extraño; el antiguo imperio dominante de los Habsburgo ya no era viable, pero la formación de estados nacionales autónomos todavía estaba fuera del alcance. En cierto modo Europa era más “europea” que en la actualidad. Una alta nobleza se repartía los respectivos puestos gobernantes y el idioma de uso general era el francés. Se conocían mutuamente, conversaban ingeniosamente, se batían en duelo, se debían dinero y se quitaban a las amantes. Especialmente durante la fase de paz entre el final de la Guerra de los Siete Años en 1763 y la Revolución francesa en 1789, había un intenso tráfico de viajeros entre las cortes; ya fuera como diplomático, actor, cocotte, nigromante, tahúr, profesor de esgrima o prestamista, el afán de diversión de los gobernantes, por lo demás desempleados, fomentaba una vida aventurera.
Origen
En 1785 Casanova asumió el puesto de bibliotecario del conde Waldstein en la población de Dux, a medio camino entre Dresde y Praga. Al llegar a los 60 años de edad su vida anterior como jugador y mujeriego ahora quedaba en el pasado. Aunque siempre hubo también una buena parte de engaño en esto gracias al uso excesivo de maquillaje, oropel y un dramatismo artificial. Pero lo que se requería para mantener las apariencias sobrepasaba ahora las fuerzas de Casanova. Había frecuentado alguna vez a la zarina Catalina II, le había pedido descaradamente permiso al papa Benedicto XIV para leer libros prohibidos y lo había obtenido, y había discutido con Voltaire sobre la poesía italiana. Como bibliotecario en Bohemia Casanova era ahora igual a los sirvientes del castillo y tuvo que dejar que lo molestaran, ya sea ignorándolo o acechándolo con envidia. A fin, como dijo, de “no volverse loco o morir de pena”, se refugió en el trabajo de sus memorias. Para ello lo ayudó su enorme memoria, pero también confió en las notas de los decenios de su vida errante. Es de suponer que las haya creado con el propósito de darles este uso. Incluso introdujo pasajes completos, como el informe publicado en 1787 de su escape de la fortaleza de los Plomos. Con empeño incansable Casanova produjo alrededor de tres mil 700 páginas. Una y otra vez tuvo la idea de quemar el manuscrito por motivos de discreción pero, afortunadamente, un tío del conde Waldstein, el príncipe de Ligne, se lo quitó.
Historia de la influencia de la obra
Medio siglo le llevó a Casanova experimentar todo lo que luego puso en papel en unos siete años. En su lecho de muerte Casanova le legó el manuscrito a un sobrino político. Solo después de un cuarto de siglo llegó a manos del editor F. A. Brockhaus de Leipzig, pero hacía tiempo que la fama de Casanova se había desvanecido y Brockhaus pagó 200 míseros táleros por el oscuro trabajo de un autor desconocido. En 1822 Brockhaus publicó una traducción alemana de las memorias, con la cual, sin embargo, se inauguró esa nefasta tradición de intervenir en el texto. En lo sucesivo las memorias fueron o bien abreviadas de manera mojigata, o bien exageradas de manera picante, dependiendo del público objetivo y de la influencia de la censura. El manuscrito original en francés permaneció bajo llave hasta 1950. No fue sino hasta 1962 cuando se publicó la primera edición literal y completa de la obra. Todas las opiniones anteriores sobre la obra, ya fueran entusiastas (entre otras las de Heinrich Heine, Ludwig Tieck y Stefan Zweig) o bien indignadas (la Iglesia católica), comparten el defecto de no conocer el tema en su versión original. Sin embargo, el texto desplegó una reacción tremenda incluso en su forma más tergiversada. La abundancia del material de alrededor de cinco mil páginas sigue sirviéndole a los autores como una cantera casi inagotable. Casanova también inspiró óperas, ballets, películas y mucho más. Hoy día se reconoce universalmente que la obra de Casanova, a la que Stefan Zweig consideró como “la novela de aventuras más insolente y más pletórica”, ocupa un lugar único en el canon de la literatura mundial y es uno de los escritos autobiográficos más famosos.
Sobre el autor
Giacomo Girolamo Casanova nació en Venecia el 2 de agosto de 1725, hijo de una actriz y un noble. Creció primero con su abuela y después fue enviado a la escuela en Padua. En la universidad se convirtió en doctor de derechos seculares y eclesiásticos. Debía convertirse en sacerdote, pero como hombre de Dios el joven fue un fracaso. Su inclinación a los juegos de azar y a las aventuras sexuales, su afición por viajar, su sed de libertad y una incontenible curiosidad por todos los campos del conocimiento formaron el curso sin par de su vida, que llevó al aventurero Casanova por toda Europa y lo puso en contacto con emperadores, reyes y papas, pero también con grandes maestros de la literatura, la ciencia, el arte y la música. Fue una vida de alto riesgo: una y otra vez, Casanova terminaba en la cárcel, escapaba de asesinatos, tenía que batirse en duelo, desafiaba dificultades financieras extremas o sufría de enfermedades venéreas. Pero, por otro lado, al parecer su vida también fue plena: como seductor, Casanova conquistó a cientos de mujeres; como asesor político, se ganó la benevolencia de grandes monarcas; y, como supuesto astrólogo, cabalista y sanador, se ganó la confianza de protectores poderosos y ricos. Sin embargo, esta confianza a menudo se perdía tan rápidamente como se ganaba, así que Casanova se veía constantemente obligado a buscar fortuna en otra parte. Su estilo de vida extremo lo fue volviendo cada vez más malhumorado a medida que envejecía. Por ello aceptó agradecido el puesto de bibliotecario que le consiguieron sus amigos con un conde bohemio, donde se transformó de aventurero en escritor, escribió sus memorias y elaboró obras literarias, históricas y científicas. La narración de su arriesgada huida de la prisión estatal veneciana lo convirtió en un autor famoso de la noche a la mañana. Casanova murió el 4 de junio de 1798 por una afección de la vejiga.
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