El ciclo noticioso con el que usted es bombardeado día tras día no está ahí para hacer su existencia más simple, ayudarlo a tomar mejores decisiones, ni siquiera para mantenerlo “informado”. La sobrexposición a noticias parece generar más efectos adversos sobre las audiencias que sus potenciales beneficios. Acotar su propio ámbito de influencia y concentrar su atención en información que le afecta directamente puede romper ese ciclo nocivo de emociones negativas e impotencia aprendida. Una lectura valiosa para cualquiera que ha sentido angustia, rabia, envidia o autocompasión al consumir noticias.
Las noticias no sirven para informar, sino para ganar poder sobre el debate.
¿Cuánto tiempo dedica usted al consumo de noticias? Los expertos estiman que una persona consume el equivalente a un mes de noticias cada año. Se trata de una gran cantidad de tiempo destinado a ejercer uno de los más elementales derechos de las democracias modernas: el derecho a la información. Sin embargo, más allá de cierto punto, el consumo de información deja de ser “informativo” y necesario y se convierte en otra cosa: se torna en una compulsión, un modo de vida, una forma de participar en un ciclo noticioso con poca o nula relevancia para las vidas concretas de las personas.
Y es que diversos expertos señalan que el consumo noticioso se realiza sobre todo a través de las emociones; los datos duros que pueden extraerse de las noticias, y que tienen una utilidad práctica para tomar decisiones, son una minoría. En el mundo actual se suele escuchar que “la información es poder”. ¿Pero poder para quién? Poder sobre el debate. Poder de decidir en qué van a ocuparse las personas que compran los periódicos o miran las pantallas de sus teléfonos.
Basta con que usted considere su propia...
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