El profesor y asesor empresarial Ernesto Barrera Duque se sumerge en el entramado de las empresas sociales de microcréditos para encontrar –y revelar– por qué logran ser redituables y al mismo tiempo benefician a los microempresarios con menores ingresos. El secreto es una gestión genuinamente enfocada en el cliente, por medio de un trato respetuoso hacia los empleados, que estos replican con los consumidores. Los microcréditos representan un ejemplo de servicio personalizado, mediante una amistad comercial entre el analista y el cliente. getAbstract recomienda este libro a empresas financieras y de todo tipo.
El microcrédito vence a la usura
Los microcréditos han logrado poner capital con menores costos al alcance de los emprendedores, por lo cual pueden rescatarlos de las trampas del agiotaje y, además, permitir que los microempresarios consigan mejores ganancias cotidianamente. Así obtienen un beneficio manifiesto en su nivel de vida. Este tipo de préstamos van dirigidos a emprendedores de bajos ingresos, que se mantienen en la informalidad. Los microcréditos permiten empoderar a las personas que reciben préstamos, debido a que esto les permite desarrollar sus capacidades e independencia, lo cual los estimula a acrecentar su inventiva e iniciativa. En comparación con los usureros, los microcréditos consiguen réditos reducidos, consultoría individual y los métodos de cobranza a clientes morosos son menos agresivos.
El Grameen Bank, de Bangladesh, que surgió en los años 1970, reinventó el mercado de los préstamos cuando cambió las garantías habituales por la confianza mutua, la presión de la comunidad y la información. Presuntamente, este banco tiene un índice de devolución de préstamos del 98%. El microcrédito se extendió en los años 1980, muchas veces...
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