El científico medioambiental Vaclav Smil afirma que el mundo actual es el resultado de cuatro grandes transiciones. En esta crónica, basada en cifras, de las principales transiciones en materia de energía, agricultura, economía, demografía y medioambiente de los últimos 250 años, Smil ofrece argumentos equilibrados sobre los beneficios y los costos. Estas transiciones, escribe, dieron como resultado un mundo más seguro, saludable y rico para al menos la mitad de la población del planeta, pero también condujeron a la destrucción del medioambiente. Es un relato importante, aunque algunos lectores pueden sentir que el fuerte enfoque de Smil en los datos desvirtúa su narrativa.
Las naciones modernas experimentaron cinco grandes transiciones en los últimos siglos que mejoraron la calidad de vida, pero no sin consecuencias.
Cinco transiciones fundamentales –en demografía, agricultura, energía, economía y medioambiente– explican la alta calidad de vida actual, así como las amenazas a la prosperidad continua. Estos megacambios crearon tanto abundancia como efectos secundarios indeseables, y determinarán el destino de la vida en la Tierra en las próximas décadas.
La vida mejoró drásticamente a partir de mediados del siglo XIX, sobre todo en los países desarrollados. La transición de la agricultura de bajo rendimiento a la de gran escala y el uso de fertilizantes, por ejemplo, puso fin a las hambrunas que asolaban a las sociedades premodernas. Sin embargo, al mismo tiempo el cambio demográfico hacia el envejecimiento de la población en las naciones ricas, el crecimiento aún explosivo en los países pobres y el creciente costo de dos siglos y medio de expansión del impacto humano sobre el medio ambiente, podrían dificultar la vida de miles de millones de personas.
Casi la mitad de los casi 8.000 millones de personas en el mundo...
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