Los expertos en agilidad Glaudia Califano y David Spinks esclarecen los retos y las técnicas que conlleva la aplicación de la agilidad en distintas culturas, si bien por momentos se desvían demasiado en el encasillamiento cultural y nacional. Los autores viajaron por todo el mundo para conocer cómo se ha aplicado la agilidad en diversos contextos del mundo real. Comprender las grandes diferencias culturales entre continentes y países donde se practica la agilidad –ya sea in situ o virtualmente– le ayudará a formar equipos ágiles con los ingredientes adecuados para tener éxito donde sea y evitar al mismo tiempo los tropiezos culturales.
Desde sus orígenes en la década de 1990, el movimiento ágil ha revolucionado el diseño de productos y se ha hecho global.
Inspirada en la cultura laboral japonesa, y adoptada por primera vez en Estados Unidos, la agilidad ha revolucionado las prácticas de gestión y se ha globalizado. Sin embargo, la implementación de la metodología ágil en otras culturas no es una tarea sencilla. Las diferencias culturales entre equipos, organizaciones y fronteras nacionales pueden alterar la aplicación de la metodología y la mentalidad ágil. Cuando hay choques culturales, ya sea entre equipos, industrias o naciones, pueden surgir malentendidos.
Los modelos que exploran las diferencias culturales nacionales comienzan con el de Hofstede, desarrollado a finales de los años sesenta y principios de los setenta. Sin embargo, el modelo de Lewis, más sencillo y basado en el comportamiento, se adapta mejor para evaluar a los equipos ágiles de todo el mundo. Lewis clasifica las naciones en función de qué tanto hablan contra cuánto escuchan; su grado de raciocinio contra las emociones; la orientación a la tarea contra la orientación a las personas, y la emotividad...
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