Casi mil millones de mujeres, en todo el mundo, no tienen acceso al sistema financiero. No incluir a las mujeres cuesta a las instituciones financieras miles de millones en beneficios potenciales. Mary Ellen Iskenderian, presidenta y consejera delegada de la organización sin ánimo de lucro Women's World Banking, explica las causas de esta exclusión, cómo combatirla y por qué todos se benefician de la inclusión financiera. Citando ejemplos de India, Nigeria, Indonesia, Ruanda, Colombia, República Dominicana, Bangladesh y México, Iskenderian detalla innumerables formas de dar a las mujeres acceso a herramientas financieras y subraya que las instituciones financieras pueden hacer que les vaya bien haciendo el bien.
A pesar de décadas de esfuerzos, casi mil millones de mujeres siguen sin poder económico.
Un tercio de los adultos del planeta no tiene acceso a servicios financieros. Más de la mitad de estos 1.700 millones de personas –casi mil millones– son mujeres. Las mujeres comparten los problemas financieros de los hombres con bajos ingresos, pero las normas de género pueden hacer que su exclusión financiera sea aún más onerosa. Por ejemplo, algunas sociedades desaprueban que las mujeres posean teléfonos inteligentes, lo que les impide realizar operaciones bancarias por teléfono. Sin embargo, cuando las mujeres controlan el dinero, tienen más probabilidades que los hombres de invertirlo en beneficio de sus familias. En los hogares donde las mujeres tienen más autoridad financiera, los niños reciben una nutrición superior que en los hogares donde no la tienen.
La “asociación rotativa de ahorro y crédito” (ROSCA, por sus siglas en inglés) ofrece una opción tradicional a las personas en situación de pobreza. Permite a las personas sin acceso a la banca poner en común sus recursos y prestar dinero, de forma secuencial, a sus miembros. Estos grupos pueden formarse...
Mary Ellen Iskenderian es presidenta y consejera delegada del Banco Mundial de la Mujer, una organización mundial sin ánimo de lucro dedicada a facilitar el acceso de más mujeres con rentas bajas a herramientas y recursos financieros.
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