En 2018 y 2019, dos aviones Boeing se estrellaron tras el despegue y todos a bordo murieron. Stephen Shedletzky explica cómo Boeing podría haber evitado esas muertes si hubiera desarrollado una cultura en la que los empleados se sintieran seguros al externar sus preocupaciones. Shedletzky explica cómo construir esa cultura seleccionando y apoyando a los mejores líderes, y cómo ampliarla al atraer y retener a las personas adecuadas. Ya sea ayudar a evitar tragedias o impulsar la productividad, Shedletzky muestra cómo las culturas de la palabra y los líderes que las fomentan hacen del mundo un lugar mejor.
En las culturas de la palabra, los empleados sienten que compartir ideas y preocupaciones con los líderes es seguro y merece la pena.
Las culturas de la palabra son entornos psicológicamente seguros en los que las personas se sienten suficientemente respaldadas para asumir riesgos interpersonales, como expresar sus preocupaciones o admitir errores. En un entorno así, cuando los empleados plantean un problema o sugieren una idea, la dirección los toma en serio.
Las culturas de la palabra son buenas para los negocios y la sociedad.
Según el Centro para la Innovación del Talento, tener una cultura de la palabra mejora la eficacia de una empresa, reduce costos y aumenta sus probabilidades de captar nuevos mercados y una cuota de mercado más significativa en un 70 % y un 45 %, respectivamente. Este hallazgo transcultural se sucede en las culturas de la palabra de Brasil, Hong Kong, Turquía, China, Rusia, India, Japón, Singapur, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos.
El costo de no fomentar una cultura de la palabra es elevado. En estudios de la Harvard Business School, la profesora Amy C. Edmondson descubrió que el personal...
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