El éxito de todas las organizaciones depende de los mandos intermedios. Scott Mautz explica que, aunque la mayoría de los mandos intermedios están sobrecargados de trabajo e infravalorados, siguen siendo esenciales para el bienestar de cualquier organización. Mautz analiza el conjunto de habilidades y mentalidad que los mandos intermedios necesitan para tener éxito y, a diferencia de la mayoría de los mandos intermedios actuales, para estar contentos en el trabajo.
Las empresas necesitan mandos intermedios, pero la mayoría de ellos son profundamente infelices en su trabajo.
El mando intermedio promedio es como un pececillo que nada en medio de una pecera, con todas las miradas puestas en él a cada minuto. Siente la presión –ese peso inflexible del agua– en todo momento y desde todos lados. Observa pasar a los demás peces, ocupados en sus rondas, mientras él atiende en silencio sus propios asuntos.
Esta es también, metafóricamente, la vida de un directivo que dirige “desde el medio”. Un directivo de este tipo debe caminar por una fina línea, ejerciendo de jefe y respondiendo ante un jefe, y cumplir con las expectativas de los que están por encima y por debajo. Por si fuera poco, los mandos intermedios deben lidiar a menudo con cargas de trabajo imposibles, recursos escasos, estrés y falta de reconocimiento.
Los mandos intermedios son el corazón palpitante de la mayoría de las empresas. Investigaciones indican que son responsables del 22,3 % de la variación de ingresos de su organización, tres veces más que los empleados en funciones de innovación. Las empresas que sustituyen a los ...
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