A Harm De Blij, geógrafo y filósofo, le apasiona estudiar cómo el lugar determina el destino de una persona. Analiza las estadísticas para completar los detalles que los mapas sólo insinúan. Usa valiosos datos demográficos para ilustrar su tesis sobre la composición presente y futura de la Tierra. Aunque algunas de sus conclusiones son reveladoras y podrían cambiar el modo de pensar y actuar con respecto a ciertos fenómenos mundiales, oscila entre observaciones deslumbrantes y otras ya conocidas. A pesar de ello, brinda una visión nueva y fascinante del mundo, cómo ha cambiado y cómo cambiará o no. getAbstract lo recomienda a politólogos, inversores, proveedores de atención médica, ONG y a quienes les guste recopilar datos o estudiar mapas y ver lo que esconden entre sus pliegues.
El lugar en su lugar
El lugar determina muchos aspectos de la vida. A pesar del mito moderno de la sociedad móvil, la gran mayoría de la gente morirá en su país de origen. Casi todos hablarán el idioma, llevarán las vestimentas, respetarán las costumbres, practicarán la religión, disfrutarán los regalos y lamentarán los inconvenientes de su país de origen. Quienes nacieron en la pobreza extrema muy probablemente morirán pobres; miles de millones de ellos padecen más enfermedades, disponen de menos atención médica y tienen una vida más corta que los millones con la fortuna de nacer en mejores tierras.
“Globales, locales y transglobales”
Thomas Friedman sostiene que la Tierra es plana, es decir, que la cultura y la tecnología están borrando las diferencias entre pueblos y naciones. Pero, el alcance de la globalización es terriblemente desigual y la disparidad en el acceso a oportunidades genera riesgos a nivel mundial. Desde “los rebeldes … en remotas cuevas en las montañas” que desean “medios de destrucción antes monopolizados por las superpotencias” hasta los aluviones de inmigrantes que huyen de la degradación permanente, las inequidades de lugar tienen repercusiones...
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