Todo el mundo tiene prejuicios inconscientes. Aunque la mayoría de los “actos sutiles de exclusión” no son maliciosos, si las personas los cometen sin control y sus efectos pueden desmoralizar a la fuerza de trabajo. Los líderes que buscan fomentar una cultura inclusiva deben discutir temas delicados como el racismo o el sexismo. Los doctores Tiffany Jana y Michael Baran explican cómo su organización puede poner en práctica políticas inclusivas sin jamás subestimar dificultades potenciales. Sugieren actividades para crear conciencia e inclusión, ambos valores importantes que fomentan equipos resistentes de empleados comprometidos.
Los actos sutiles de exclusión (ASE) son palabras o acciones que surgen de un sesgo consciente o inconsciente.
Todos realizamos actos de exclusión; la mayoría de las veces, por ignorancia o prejuicio inconsciente. Cada ASE tiene un “sujeto”, individual o grupal, que puede o no estar presente. La persona que comete el ASE es el “iniciador”. Los observadores que se manifiestan para defender al sujeto víctima del sesgo son “aliados”. Los que permanecen en silencio son “espectadores”. Las culturas corporativas inclusivas insisten en que todo mundo debe estar atento y llamar la atención sobre los ASE cuando suceden. Los iniciadores deben entender cómo han cometido una transgresión y, en lugar de ponerse a la defensiva, deben comprometerse a mejorar. La inclusión hace que todos sean mejores en sus trabajos, más colaborativos y con mayor probabilidad de permanecer en sus empresas.
La discriminación evidente y la exclusión estructural son más fáciles de identificar que los ASE, a los cuales a veces se les llama “microagresiones”. No obstante, este término es engañoso, porque las personas que cometen estos actos no son necesariamente agresivas, y...
Tiffany Jana, CEO de TMI Portfolio, es coautora de Overcoming Bias. El científico Michael Baran es un socio principal de inQUEST Consulting.
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