Confesiones de un hereje del micro-crédito

Dentro de la industria del micro-crédito

Los objetivos del micro-crédito son claros, pero la manera como las instituciones micro-crediticias (IMC) operan no es tan transparente. Sus brillantes folletos y páginas web le harían creer que usted puede ayudar a eliminar la pobreza. En teoría, usted puede prestar dinero a los necesitados para impulsar su espíritu empresarial, financiar las adquisiciones de su pequeña empresa y, en el proceso, ayudarles a salir de la pobreza, con una donación tan pequeña como de US$25. En la práctica, no obstante, los intereses de usura de esas instituciones mantienen a los pobres sepultados en la penuria.

El micro-crédito es la práctica de prestar pequeñas sumas a bajo costo a los pobres para que puedan mejorar su suerte mediante, digamos, la compra de un “activo productivo”, como la colegiatura de un hijo, un animal de granja o un equipo. La idea es que, el poder comprar “una cabra o una máquina de coser” permitiría que una familia produjese más bienes para venderlos, ayudándoles así a ayudarse a sí mismos, de tal suerte que, con diligencia, puedan construir una “pequeña empresa que posteriormente reciba préstamos más cuantiosos” y, finalmente...