La ciencia de la felicidad

“Quizás”

Un viejo granjero tenía una valiosa bestia de carga. Un día, el caballo huyó; y los vecinos le expresaron su compasión: “¡Qué mala suerte!”, dijeron. “Quizás”, dijo el viejo granjero. Al día siguiente, el caballo regresó con seis caballos salvajes. “¡Maravilloso!”, dijeron los vecinos. “Quizás”, dijo el viejo granjero. Su hijo trató de montar uno de los caballos montaraces, se cayó de la silla y se rompió una pierna. Los vecinos dijeron que el hijo tenía mala suerte. “Quizás”, dijo el viejo granjero. Al día siguiente, unos oficiales del ejército llegaron a la aldea para reclutar a los jóvenes, pero no enlistaron al hijo del granjero por tener la pierna rota. Los vecinos felicitaron al viejo granjero por lo bien que habían resultado las cosas para su hijo; y el viejo granjero comentó: “Quizás”.

Las palabras del poeta William Blake explican la moraleja de la historia: “La alegría y la congoja están muy entretejidas”: lo que parece ser felicidad suele convertirse en algo muy distinto, al menos en el largo plazo; y, lo que parece tristeza suele endulzarse con el tiempo. Aun los peores escollos en la vida pueden acabar, años después, por tener algunos aspectos ...