Una patada en el trasero para el liderazgo

Todos los líderes necesitan una patada de vez en cuando

Los líderes caen en dos categorías: los que han sufrido humillaciones y los que las sufrirán. Muchas veces, el agente que asesta una patada que cambia la vida es un miembro del personal, un colega o un jefe. Este es solo uno de los factores que hacen difícil el liderazgo. Los líderes pueden minimizar ese factor si mantienen a raya a sus egos. El ego mete en problemas a la mayoría de los líderes y hace que se ganen patadas bien merecidas. Como dijo Gandhi: “La verdad solo daña si debe hacerlo”. Algunos líderes necesitan la humillación como una llamada de atención para ver sus defectos y volverse más eficaces.

Esas patadas pueden cambiar la vida profesional. Piense en ellas como “humillación transformadora”. Los colegas aplican llamadas de atención en la cara del liderazgo excesivamente estricto o de aquel anémicamente débil. Para aceptar estas sacudidas como experiencias valiosas de aprendizaje, los líderes pueden poner la adaptabilidad por encima de la obstinación. La adaptabilidad es una habilidad crucial de liderazgo. La patada rápida de conciencia por lo general se divide en cuatro etapas: