Aprender a imaginar

La creencia de que los niños son más imaginativos que los adultos está mal fundada.

En cuentos como Peter Pan, Charlie y la fábrica de chocolate y Mary Poppins, los niños son retratados como abiertos a la maravilla y la magia, mientras que los personajes adultos no lo son, lo que sugiere que los niños tienen una capacidad de imaginación mucho más poderosa que los adultos. Sin embargo, un examen más detenido del juego de simulación infantil revela que, la mayoría de las veces, los niños se inclinan más por la imitación que por la innovación. Los niños simulan cocinar y limpiar –reflejando las actividades de los adultos– y sus creaciones, como fuertes y torres de bloques, son versiones infantiles de cosas que ven en el mundo real.

Cuando juegan, los niños se adhieren a las reglas y se resisten firmemente a la sugerencia de desviarse de ellas. Se centran en recrear objetos familiares y luchan con conceptos abstractos cuando hacen arte. Algunos niños crean amigos imaginarios, pero suelen parecerse a los reales y sus mundos imaginarios imitan la realidad.

La imaginación evolucionó con fines prácticos.