Un liderazgo justo significa dar a todos los empleados las mismas oportunidades. Tal vez esté seguro de que cumple con esa norma; sin embargo, para cuando termine de leer el libro de la experta en diversidad e inclusión Veronika Hucke, es posible que piense lo contrario. Si no ha prestado mucha atención a cómo los estereotipos y los prejuicios inconscientes pueden nublar su juicio y afectar a quienes lo rodean, este libro es una lectura reveladora. Para poner en práctica un liderazgo justo y fomentar una atmósfera de confianza dentro de su organización, sea consciente de sus propios prejuicios y escuche los consejos de Hucke sobre cómo mantenerlos bajo control.
Un liderazgo justo requiere tratar a todos por igual.
El mundo del trabajo presenta dos tipos de discriminación: la discriminación flagrante, que es obvia e inequívoca para todos los implicados, y la discriminación sutil. Esta última resulta igualmente injusta para quien la padece, pero a menudo el perpetrador no tiene ni idea de que comete una injusticia. Sin embargo, estas microinjusticias son hirientes y socavan el rendimiento del equipo.
La discriminación se presenta a veces en forma de bromas. Piense en las rubias estúpidas, los funcionarios públicos perezosos o los hombres homosexuales ridículos. Para evitar los estereotipos, muchas personas ocultan su verdadera identidad en el trabajo, por ejemplo, los homosexuales permanecen en el armario, las madres no hablan de sus hijos y los empleados mayores hacen lo posible para ocultar su edad y parecer jóvenes. A esta estrategia se le conoce como encubrimiento.
Los líderes deben actuar de forma justa, decente y honesta. Deben tratar a todos por igual, independientemente del sexo, la edad, el color de la piel o la religión. La equidad tiene sentido desde el punto de vista empresarial, pues las ...
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