El abogado John Frank Weaver, experto en inteligencia artificial y legislación, identifica los aspectos legales emergentes, los positivos y los negativos, y las complicaciones relacionadas con los robots y la IA, tanto la débil como la fuerte. Recorre, uno a uno, distintos aspectos de la interacción humana y así logra un argumento sólido. Weaver toca tanto el contexto legal como el histórico, y analiza cómo la IA afectará su trabajo y su vida. Los fanáticos de la tecnología recibirán con agrado sus frases cómicas sobre grandes robots y androides de la cultura popular. getAbstract recomienda el pensamiento informado y aleccionador de Weaver a los interesados en las tendencias tecnológicas, la economía y el futuro de la sociedad; y a empresarios, inversores, a quien trabaje en defensa, industria automotriz, fabricación, transporte, medicina y cuidado del hogar.
IA fuerte e IA débil
Al mencionar inteligencia artificial, la gente imagina máquinas que razonan igual o mejor que los humanos. Evocan imágenes de ciencia ficción como la computadora HAL de 2001: Odisea del espacio o los androides de La guerra de las galaxias, que corresponden a la IA fuerte, que ni siquiera existe todavía. Sin embargo, la IA débil ya combina, recrea, aumenta o supera aspectos específicos de la inteligencia humana en situaciones limitadas. Al usar Google o un sistema de geoposicionamiento (GPS) usted usa la IA débil. Su creciente disponibilidad obligará al sistema legal de EE.UU. a realizar cambios. Cuando ingresa una búsqueda en Google, sabe que no está interactuando con otra persona. Se está comunicando con Siri, que es el antecesor de la revolución de la IA que está en camino.
Responsabilidad
La IA complica el sistema legal. La responsabilidad, es decir, quién responde si algo sale mal, será un tema particularmente conflictivo. Hoy, la parte responsable es la persona que permite o comete un acto. Las cuestiones relacionadas con la legalidad girarán en torno a los accidentes, la negligencia, los productos defectuosos...
John Frank Weaver, especialista en inteligencia artificial y legislación, es abogado de McLane, Graf, Raulerson & Middleton en Portsmouth, New Hampshire.
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