La empresaria Madeleine Shaw se adentra en las empresas que hacen del impacto social su principal objetivo. Presenta un abanico culturalmente diverso de fundadores que han puesto en marcha start-ups de todos los tamaños. En su detallado manual, Shaw ofrece orientación para encontrar su misión social, elaborar un plan de negocio y atraer inversores. Ofrece una nueva visión del capitalismo basada en la colaboración y las relaciones.
El espíritu emprendedor puede resolver problemas sociales y medioambientales.
El paradigma contemporáneo del espíritu emprendedor suele implicar a una empresa tecnológica emergente con una valoración gigantesca que se propone ser agente de disrupción en un mercado conocido y, con el tiempo, escalar hasta convertirse en una gran corporación. Cualquier preocupación por cuestiones sociales probablemente llega como idea tardía, ese componente de “retribución” del nuevo modelo de negocios.
Está surgiendo un ecosistema alternativo de emprendedores sociales. Para ellos, obtener ganancias es un factor secundario frente a beneficiar a la sociedad y al planeta. Se trata de organizaciones de base de distintos tamaños que no buscan un modelo de gran crecimiento, pero por pequeña que sea una organización, puede tener un impacto social significativo.
El espíritu emprendedor social desafía los principios básicos del capitalismo.
Establecer el servicio social como máxima prioridad no es el único factor diferenciador entre los emprendedores sociales y sus homólogos convencionales. Los...
Madeleine Shaw fundó Aisle, una empresa pionera en productos reutilizables para el cuidado menstrual; G Day, una organización benéfica que organiza ritos de iniciación para chicas adolescentes, y Nestworks.
Comentarios sobre este resumen